La situación del Sporting es crítica. Tras una nefasta temporada, el equipo agota sus opciones de mantenerse en Primera. Ése es precisamente el horizonte que se marca el consejo de administración rojiblanco, que se mantiene firme en su idea de no tomar decisiones estructurales hasta que se define el futuro del equipo. La salida del director deportivo, Nico Rodríguez, parece evidente, pero el futuro del entrenador y de varios futbolistas depende de la categoría en la que milite el equipo. Cuando queda menos de un mes para el final de temporada, el Sporting aún no ha empezado a diseñar su nuevo proyecto deportivo y concede a sus rivales un precioso tiempo de ventaja.

Javier Fernández, presidente y máximo accionista, no se ha mostrado demasiado ágil en sus decisiones cuando ha tenido que adoptar cambios. Le gusta madurar la cuestión y escoger el momento que considera más propicio, por más que al sportinguismo le siga pareciendo una demora excesiva. La prioridad ahora para órgano gestor del club pasa por evitar la polvareda de los cambios, en un intento de que nada distraiga del objetivo deportivo. Puede decirse, por tanto, que son las opciones matemáticas de permanencia las que aún sostienen a Nico Rodríguez en el cargo.

No obstante, existe el convencimiento de que la planificación ha estado lejos de ser buena y hace tiempo ya que se reciben ofrecimientos en Mareo. El consejo tiene aparcado el asunto, pero mira de reojo a los directos deportivos disponibles.

Nico Rodríguez no es el único que puede verse afectado. Rubi ha perdido crédito por su gestión de los últimos partidos, pero el técnico tiene contrato en vigor en caso de lograr la permanencia. Esto no garantiza su continuidad y, en todo caso, sería el nuevo director deportivo quien tendría la última palabra.

Una consecuencia de la mala planificación deportiva es que el Sporting ya cuenta con 22 futbolistas con contrato en vigor para la próxima temporada (23 si se logra la permanencia, ya que el club tendría que ejecutar la opción de compra obligatoria de Cop, que ronda los 3 millones de euros). Parece claro que varios de estos futbolistas no seguirán en el club a pesar de su vinculación. Otros querrán marcharse en caso de descenso, aunque la única posibilidad de traspaso que se intuye es la de Jorge Meré, el activo más cotizado de la plantilla.

La necesidad de incentivar salidas de jugadores con contrato introduce también una variable económica. El Sporting tendrá un tope salarial mucho más alto que este curso si logra la permanencia, pero en segunda se reducirá de forma evidente, a pesar del fondo de compensación al descenso. El dinero que se vaya en marchas incentivadas, se descontará del margen del club para hacer incorporaciones. Pero parece claro que el primer paso es elegir al arquitecto del diseño.