Aunque el Sporting no ha alcanzado el aprobado en lo que va de temporada, Rubi sueña con un equipo de diez para alcanzar la permanencia. El técnico, siempre prudente, nunca había aventurado cifras, pero en una situación desesperada lanza su pronóstico: "Yo creo que si hacemos diez o doce puntos, nos salvaremos". El técnico se atreve a soñar con un pleno de cuatro victorias en un equipo que no ha encadenado dos triunfos en todo el campeonato y ha ganado cuatro partidos de treinta y cuatro.

Llegados a este punto, cualquier ayuda es buena y Rubi parece partidario de incentivar a aquellos rivales del Leganés que ya no se juegan nada. "No veo mal las primas por ganar, aunque quizá sea más justo que nos las haya", valora. Por si acaso, deja algunas pistas de cómo se podría hacer: "Creo que son muy difíciles de controlar porque te pueden venir por muchas vías. A mí no me ha pasado, pero entiendo que no hace falta que sea un club quien te la ofrezca, puede venir un empresario...". De quien no esperaba grandes ayudas el técnico del Sporting era de Las Palmas en el choque ante el Leganés. Rubi, por más que se le preguntó, evitó valorar los errores amarillos en los goles pepineros. "No teníamos mucha fe en este partido", confiesa antes de matizar que "no podemos achacar a los demás lo que no hemos hecho nosotros antes".

La conclusión a la que llega Rubi es que "lo único que nos queda es salir a ganar en Villarreal, reducir tres puntos antes de que jueguen nuestros rivales". El técnico matiza, eso sí, que conocen las consecuencias de un tropiezo: "Tenemos claro que si no ganamos en Villarreal, la situación ya pasa de la línea roja". En su búsqueda de argumentos para creer, el catalán poner un ejemplo cercano. "El Granada ganó los cuatro últimos partidos el año pasado y se salvó. Si nosotros consiguiéramos hacerlo, estoy seguro de que nuestros rivales no lo van a ganar todo", sostiene.

En un momento de cordura, Rubi aclara que "no quiero vender aviones de papel cuando al equipo le está costando tanto ganar". El compromiso del técnico pasa por apurar las opciones hasta el final: "No puedo dejar de batallar, ni consentir que lo hagan mis jugadores. Ya no sólo por la dignidad profesional, sino porque un martes vienen 20.500 a ayudarte". El técnico tiene un año más de contrato si logra la permanencia, aunque asegura que su futuro le ocupa muy poco. "Estoy encantando en la ciudad, en el club y con todo lo que rodea al equipo. Pero no quiero que parezca que me agarro al asiente. Yo quiero que la gente crea que con Rubi se puede trabajar bien, si no lo ven claro entiendo que sería un error comenzar", sostiene el técnico, que no hace distingos entre Primera y Segunda división.

"Un futuro esplendoroso"

Para quien sí ve un futuro más halagüeño es para el Sporting. Rubi no se esconde en la desventaja económica. "Es un tema asumido y no me tengo que lamentar por eso. Hay unos presupuestos, hay unas diferencias y partimos todos sabiendo lo que tenemos. Para mí eso no es una excusa como entrenador", explica. Rubi que ya conocía la situación al comprometerse con el Sporting apunta que su reto "era venir y aumentar el nivel del equipo para salir de ahí abajo, sabiendo que no iba a ser fácil". El técnico ve mejoría en la situación económica del club: "Lo bueno que tiene el Sporting es que ha reducido mucha deuda y es un club con un futuro esplendoroso".