La estadística del encuentro no hace justicia a las malas sensaciones que le deja el partido al sportinguismo. En los llamados minutos de la basura, el Sporting aprovechó para engordar sus números y así casi acercó el tiempo de posesión al de su rival, pero la realidad es que la pelota fue del Villarreal hasta que el partido quedó definido. También mejoraron los de Rubi su registro de remates, cuando ya los locales aflojaron el pistón y evitaron hacer más sangre de un rival entregado a su mala suerte. Las estadísticas no hacen distingos sobre la tensión de unas cifras y otras, o sobre la calidad del número de pases. Por eso, los números del encuentro de ayer son más engañosos que nunca, ya que el Villarreal bajó las lanzas en la última media hora, satisfecho ya con su botín y con poco ánimo de enfrascarse en peleas mayores. Se echa en falta, como en el tenis, una estadística que registre los errores no forzados de un equipo como el Sporting.