Como en el fútbol en ocasiones la lógica se cumple, en el partido de este domingo por la tarde y en el que estaban puestas todas las miradas sportinguistas (el que medía al Eibar en su estadio frente al Legánes), pasó lo que tenía que pasar. Y es que la lógica dice que si se enfrentan dos equipos, que a estas alturas de la temporada se encuentran distanciados en la clasificación como lo estaban armeros y pepineros (nada menos que 21 puntos antes de iniciarse el encuentro en favor del Eibar), lo normal es que jugando además en casa, ganara el que tenía que ganar. Y a Dios gracias para el Sporting que de este modo, ve como la primera de las premisas para que pudiesen cuadrar las cuentas del ´padre de todos los lecheros´ (ya saben a quién me refiero), se ha cumplido.

Ha concluido de este modo la trigésimo quinta jornada del campeonato, con las cosas como estaban, es decir, con el Sporting a seis puntos de la salvación. Claro que con una jornada menos por disputarse, lo que no es detalle menor teniendo en cuenta que solo restan tres para la conclusión de la temporada. Y no les voy a decir aquello de que las calculadoras están que echan humo, porque las cuentas, las de Rubi y las de cualquiera que sepa sumar tres más tres, están muy claras. Lo que no está tan claro es si el Sporting será precisamente uno de los que ni saben sumar tres más tres, porque desde la última vez en que lo hizo, quizás hasta se haya olvidado.

Hablando de tres, tres han sido las jornadas disputadas en esta semana de locura futbolera; y de nueve puntos en juego, el Real Sporting (Sociedad Anónima Deportiva para desgracia de todos los sportinguistas y beneficio de solo unos pocos) ha logrado solo dos. Y por aquello que siempre decimos sobre las matemáticas, fíjense ustedes qué casualidad que si prorrateáramos esa media a las 35 jornadas que llevamos, nos saldría prácticamente el número de puntos que sumamos en la actualidad. Les invito a que hagan los números. Es más, en el funesto caso de perder el próximo partido en casa (toquemos madera), este sábado a las 13.00 frente al Las Palmas, con esos míseros 24 puntos con los que nos quedaríamos, lo ´clavaríamos´: de cada nueve puntos en juego en esta liga, el Sporting de media solo consigue sumar dos.

Pero no vamos a ser agoreros y vamos a confiar en que en palabras de nuestro bravo Isma López, pudiéramos estar en los albores del "típico milagro de todos los años". Para ello, qué duda cabe que todo pasa por ganar nuestra enésima final. A ver si de tanto ir el cántaro a la fuente, en una de estas acaba por romperse; a nuestro favor, claro está. Enfrente tendremos a un conjunto que según su propio entrenador, Quique Setién, da pena verlo en los últimos partidos. Quizás precisamente por ello, lleguen con ganas de romper con la dinámica de resultados tan negativa en la que están sumidos. Y por supuesto, no podemos dejar de elucubrar con alguna motivación extra. Ya me entienden.

Queda toda una semana por delante para preparar un partido, que de ganarse, trasladaría una buena dosis de presión al Leganés, quien además tendría que saber gestionar y digerir esa presión hasta el lunes, que será cuando se habrá de enfrentar al Betis. Así que no nos queda sino apelar de nuevo a nuestros hermanos béticos para que por tercer año consecutivo (que se dice pronto), nos vuelvan a echar no ya una mano, sino directamente las dos. Ahora bien, que a la familia, para que nunca te dé la espalda cuando más necesites de ella, hay que saber también cuidarla. De nuevo creo que no tengo que darles más pistas sobre aquello a lo que me estoy refiriendo.

Durante estos próximos días, es probable que de forma paralela a lo meramente deportivo, comiencen a través de las redes sociales a convocarse o proponerse diversos actos e iniciativas, de cara a mostrar el absoluto rechazo de una mayoría del sportinguismo hacia el hombre del ilustre apellido prohibido. Sobre esto, si me permiten darles mi opinión, considero que por más que nuestras posibilidades de salvación sean casi tan reducidas como las de que este club cambie de manos, quizás sería más provechoso mientras la competición siga abierta, el centrarnos en transmitir todavía con más fuerza que nunca, nuestro aliento y confianza a unos jugadores que seguramente bastantes de ellos, no es que hayan hecho muchos méritos para hacerse acreedores de ellas. Pero es que hemos de ser egoístas y pensar en nosotros mismos; ¿qué puede ayudar más a que el equipo pudiera obrar el tercer milagro consecutivo?: ¿un recibimiento al autocar de los jugadores como los que se vivieron el año pasado a final de temporada, o una bronca monumental al palco? Habrá quien diga que lo uno no quita lo otro y pudiera ser que tuviera razón. No seré yo quien diga lo contrario, pero personalmente prefiero de momento centrarme en conseguir el sábado los tres puntos. Y de hacerlo, rezar todo lo que sé (en latín si es preciso) para que el Betis gane el lunes, o en el peor de los casos, arranque al menos un empate en Butarque. A partir de ahí, podríamos hablar de la siguiente jornada.

Dicho lo cual, lo que sí puedo asegurarles es que con independencia de que la presente temporada acabe como el rosario de la aurora, o contra todo pronóstico, con una salvación que sería del todo surrealista, entonces sí seré yo el primero en ponerme a la cabeza de todas las ´marchas verdes´ que se organicen pidiendo la libertad para este Real Sporting, que lleva maniatado la friolera de 25 años. Pero hasta entonces mi mente está en otro verde distinto. Les invito a que hagan lo mismo: piensen en verde (y blanco).

Post Scriptum: ¿de qué lado caerá en esta ocasión la moneda con la que bien parece que en el club, se decide cuándo rebajar el precio de las entradas o establecer un Día del Acompañante y cuándo no?