La estadística confirma el regusto que había dejado el partido. El Eibar fue el dueño del balón y lo gestionó con eficacia y solvencia. Sin embargo, el Sporting fue un equipo directo y, aunque es cierto que tuvo una posesión muy inferior a la de su rival, los rojiblancos llegaron más. Quizá no lo hicieron mejor, porque no conviene olvidar que el Eibar estrelló dos balones en el poste. También el Sporting tuvo ocasiones claras, marcó un gol legal, otro que le anularon, Cop tuvo una ocasión clamorosa y reclamó un penalti que sí pareció.

En el capítulo individual destacaron los catorce balones despejados por Babin, que ganó todas las batallas aéreas a dos rivales tan incómodos como Sergi Enrich o Kike García. También merecen una mención especial los tres pases con peligro que crearon tanto Moi Gómez como Sergio Álvarez. El Sporting no hizo ayer un buen partido, pero ganó, que es de lo que se trata a estas alturas. El problema fue lo anterior.