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El análisis de la plantilla | Amorebieta

La gran apuesta fallida del Sporting

Amorebieta se convirtió en el jugador mejor pagado del equipo y terminó la Liga como reserva

Fernando Amorebieta. J. J.

Su llegada generó entusiasmo y unas expectativas que sólo satisfizo su prestigio de tipo duro. Fernando Gabriel Amorebieta Mardarás (Cantaura, Anzoátegui, Venezuela, 29-3-85) fue la gran apuesta del Sporting para fortalecer la defensa. Una mala experiencia en Inglaterra acercó su regreso a la Liga española y el Sporting se hizo fuerte para superar la apuesta del Alavés. De todos los fichajes que se disputaron el pasado verano, Amorebieta el único que acabó en Gijón para convertirse en el futbolista mejor pagado de la plantilla. Marcos Llorente, Deyverson, Cristian Santos o Camarasa prefirieron Vitoria.

El fichaje de Amorebieta fue bien acogido en Gijón. El propio Abelardo le señaló como el jefe de la defensa y la primera impresión fue buena y parecía que los técnicos habían dado con un recambio solvente para Bernardo y Luis Hernández. Tanto el central, como el equipo, arrancaron con garbo y la operación pareció un acierto. La ilusión fue difuminándose progresivamente.

Los primeros reproches a Amorebieta le llegaron por incontrolada dureza en acciones innecesarias, que muchas veces perjudicaron al equipo, ya fuera dejándolo en inferioridad numérica, perdiéndose partidos cruciales por sanción (como el de la primera vuelta en Granada con Babin sancionado) o cometiendo penaltis absurdos (como el que costó un punto en Vigo ante un rival que estaba en el borde del área y de espaldas a portería).

Amorebieta se mantuvo en el equipo titular más tiempo del conveniente. Primero por la falta de una alternativa de garantías, pero también porque para Abelardo y para Rubi era sentar a la ficha más alta de la plantilla. Donde sí encajó pronto Amorebieta fue en el vestuario. Nada más llegar ya se integró en el núcleo duro y era fácil verle acompañando a los capitanes. Su trayectoria y su experiencia le convertían en una voz autorizada que muchos de sus compañeros respetaban sin discutir.

El rendimiento de Amorebieta fue decayendo en la misma medida en que el equipo se complicaba la vida. La fragilidad defensiva fue siempre el gran talón de Aquiles un Sporting que, a pesar de contar con dos veteranos como el ex del Athletic y Babin, tuvo en Jorge Meré a su exponente más destacado. Abelardo y Rubi coquetearon con una defensa de cinco, en la que Amorebieta sí ofreció mejores prestaciones, pero la vuelta a la línea clásica terminó sacándole del equipo. Amorebieta vio las últimas jornadas desde el banquillo, situación que aceptó con naturalidad. El rendimiento de Fernando Amorebieta nunca estuvo a la altura del peso de su ficha dentro del tope salarial rojiblanco. Su incorporación, en estas condiciones económicas, terminó confirmándose como una mala operación que hay que analizar en el contexto de la desastrosa planificación deportiva de esta temporada. Él personifica al Sporting de los dieciséis fichajes.

Su futuro ahora es un interrogante. El central tiene dos años más de contrato, pero su ficha sufre una importante merma por el descenso. Además tuvo la precaución de incluir una cláusula que le libera en caso de descenso. Su única limitación es que tiene fecha de caducidad. A pesar de su pobre rendimiento este curso, es un futbolista con cartel y ya ha recibido algunas propuestas de ligas emergentes como Estados Unidos o Japón.

Falta por conocer el criterio del club. La salida de Amorebieta parecía cantada, pero se ha frenado a la espera de ver la opinión del nuevo director deportivo y de conocer el futuro de Jorge Meré. En todo caso, no parece que el Sporting vaya a poner demasiadas trabas a su marcha, aunque ya hay en el club quien apunta que puede ser un futbolista útil en Segunda.

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