Miguel Torrecilla se estrenará mañana como nuevo director deportivo del Sporting. El salmantino será presentado en El Molinón a las 11.00 horas, en el que será su primer acto público desde que se conociera su llegada al club gijonés. Un momento en el que Torrecilla podrá explicar las razones que le han llevado a desvincularse del Betis y aceptar la propuesta del Sporting, así como la línea que pretende desarrollar en esta nueva etapa. En el aire está la continuidad de futbolistas como Amorebieta o Nacho Cases, así como la posible salida de otros jugadores que también tienen contrato y por los que pueden llegar ofertas, como Cuéllar o Meré.

Un vistazo rápido, pero con cierta perspectiva, a la trayectoria reciente de Miguel Torrecilla desvela que el nuevo director deportivo ha fichado bien, pero también que ha fichado mucho. Desde que dio el salto de calidad a su carrera con la incorporación al Celta de Vigo hasta que cerró su etapa en el Betis ha realizado sesenta y un fichajes en ocho años. Un promedio de casi 7,5 incorporaciones por temporada. Su año de mayor movimiento fue precisamente el pasado, cuando dispuso de mayor capacidad económica a cambio de una exigencia de éxito inmediato. Una fórmula que no suele funcionar.

Miguel Torrecilla parece más un hombre de trayectoria que de grandes pelotazos. Por eso no terminó de encajar en el Betis, donde la asfixiante presión por los éxitos del eterno rival tritura futbolistas, entrenadores y directores deportivos a un ritmo insostenible.

El nuevo director deportivo del Sporting entiende bien las leyes del mercado. Apuesta decididamente por la cantera y explora escaparates poco frecuentes como las ligas danesa, belga o rusa. Es, antes que nada, un hombre de fútbol y asume que los clubes modestos necesitan a veces de un gran traspaso para poder crecer. En el Celta hizo varios, aunque los más destacados fueron precisamente los de dos canteranos que llegaron bajo su mandato al primer equipo: Iago Aspas (10,8 millones al Liverpool) y Santi Mina (10 millones al Valencia).

La forma en la que gestionó la carrera del genio de Moaña, ídolo absoluto del celtismo a día de hoy, denota que Miguel Torrecilla sabe lo que se hace. Aspas, que debutó en el primer equipo del Celta de la mano de Alejandro Menéndez, asomaba esporádicamente la cabeza en Balaídos cuando llegó Torrecilla. En el contexto de un proceso concursal y de un presupuesto ajustadísimo, consolidó al pequeño de los Aspas como jugador del primer equipo y, con la ayuda de los entrenadores, facilitó su crecimiento. Llegó un punto en el que el Celta se le quedó pequeño al joven talento y el club necesitó crecer. Aspas fue traspasado al Liverpool por 10,8 millones de euros. Dos años después, Miguel Torrecilla lo recuperó por la mitad procedente del Sevilla. Hoy Iago Aspas es internacional habitual y lidera el mejor Celta de los últimos años.

El Celta es lo que es hoy gracias, en buena medida, a aquella venta al Liverpool. Ese año el equipo dio el salto de calidad. Llegó Luis Enrique al banquillo y con él vino Nolito del Benfica (2,6 millones) y los azulgrana Rafinha y Fontás. El conjunto vigués, que la temporada anterior había terminado en décimo séptima posición, fue noveno y en las tres temporadas siguientes se mantuvo siempre en la primera mitad de la tabla, logrando incluso una clasificación para Europa.

No sería justo concluir que Miguel Torrecilla se maneja mejor con presupuestos limitados que con un margen económico amplio. En un Celta emergente, en la temporada 2015-16 hizo fichajes de primer orden. Además de Iago Aspas, incorporó a Wass, a Guidetti y a Marcelo Díaz. Éste llegó para sustituir a Augusto Fernández, al que traspasó ese año al Atlético de Madrid por cuatro millones de euros. Tres años después de haberlo fichado de Velez por 1,5 millones.

En el Sporting, Miguel Torrecilla va a liderar un proyecto más parecido al del Celta que al del Betis. Sin grandes presupuestos, pero con enormes posibilidades de crecimiento y con una estabilidad económica que es una base importante sobre la que empezar a trabajar. También se va a encontrar con uno de los mejores momentos de la Escuela de Fútbol de Mareo que tiene quince internacionales llamando a las puertas del fútbol profesional. También tendrá la misión de renovar un vestuario que ha sido uno de los lastres de la temporada. Su primera gran decisión será la elección de un entrenador solvente.