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El análisis de la plantilla | Traoré

El delantero que nunca llegó a ser "top"

El costamarfileño, fichaje estrella en el mercado invernal, cerró el año con más altercados extradeportivos que goles

La llegada de Rubi al banquillo del Sporting en sustitución de Abelardo, el pasado mes de enero, hizo variar no sólo lo que se encontró en el vestuario, también lo que estaba por venir. El club rojiblanco apuró los últimos días del mercado de invierno para dar con futbolistas del gusto del catalán y que, principalmente, ofrecieran un salto de calidad. Y ese salto se centraba en la incorporación de un futbolista "top", como el mismo Rubi definió. Nico Rodríguez, director deportivo del club gijonés, respondió con la contratación de Lacina Traoré (Abidjan, Costa de Marfil 20-8-1990), cedido por el Mónaco hasta final de temporada. El atacante más alto de la historia de la Liga, con 2,03 metros de altura, fue una de las enormes decepciones de la campaña.

Dos goles en ocho partidos, en los que fue titular en sólo cinco de ellos, ejercen de resumen de la pobre aportación de Traoré al Sporting. El costamarfileño sembró dudas a su llegada a Gijón. Los primeros entrenamientos denotaron un flojo estado de forma en comparación con el resto de sus compañeros, justificados en que llevaba unas semanas alejado de la competición, tras su paso por el CSKA de Moscú. Sus cualidades técnicas y la fuerte apuesta realizada por la dirección deportiva fueron aval suficiente, sin embargo, para que Rubi mostrara su confianza en él. A ello también ayudó que vio puerta en su primer partido. El africano hizo el primero de los dos goles con el que el Sporting sacó el orgullo en El Molinón ante un Alavés plagado de reservas que ya había despachado el encuentro (2-4).

Traoré no tardó en desbancar de la alineación a Cop, máximo artillero del equipo, y a Castro, jugador con mejores números en cuanto a relación a minutos jugados y tantos. "Seré el más alto de la Liga, pero el balón me gusta al pie", declaró entonces el futbolista rojiblanco, en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA, en la que se mostraba convencido de que el equipo iba a salvar la categoría. Encadenó cuatro partidos seguidos en el once, abiertos con la importante victoria ante el Leganés en Butarque. Le siguieron Atlético de Madrid, Celta de Vigo, y Deportivo de La Coruña. Traoré no vio puerta, y tanto su importancia en el equipo como su compromiso comenzó a ponerse en entredicho.

El marfileño tendría todavía un nuevo golpe de furia que llevó al Sporting a la victoria en otra de las jornadas marcadas en el calendario. Su salida al campo ante el Granada estuvo acompañada por el gol que tanto se le reclamaba y guió al equipo a la remontada (3-1) en El Molinón. Era mediados de marzo y ya había trascendido uno de sus primeros desencuentros extradeportivos, como su tendencia a aparcar su coche deportivo en lugares no autorizados. Aquella imagen de un policía municipal multándole, en compañía de Dani Ndi, hizo que su espectacular deportivo blanco fuera un reclamo para los aficionados, tanto en Mareo, como en todo Gijón.

Traoré viviría su peor episodio poco después, cuando una discusión con su pareja terminó con una intervención policial en la que tuvo que mediar Nico Rodríguez. A partir de ahí, su trascendencia se redujo a mínimos, al igual que su compromiso, y aquel delantero estrella ya nunca llegó a ser "top".

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