El Sporting vuelve a mirar a Mareo. Al menos, esa es la idea con la que ha llegado Miguel Torrecilla, director deportivo rojiblanco. Un giro que pretende devolver al club al origen de sus últimos éxitos, el del Sporting de los guajes, y que hace tan solo un año se rompió para dar paso a una campaña marcada por los fichajes y el descenso. Y es que de el equipo pasó de hacer participar a diecisiete futbolistas que, al menos, habían pasado por el filial, en la campaña 2015-16, a los diez que tomaron parte en la temporada que acaba de concluir. Y entre ellos, sólo tres de la casa lograron contar con más minutos: Meré, Sergio y Canella.

"La idea es poder tirar de jugadores del filial en masa", señaló Miguel Torrecilla en su presentación, al justificar su intención de que el Sporting cuente con una plantilla corta la próxima campaña. Un propósito que marca el deseo de volver a dar protagonismo a la gente de la casa, aunque sea de manera paulatina, y recuperar así parte de la identidad perdida en el último curso. Nadie esconde que fue éste uno de los puntos que llevaron al equipo a perder la categoría. "Quizá la planificación con 16 fichajes no ha sido muy acertada", reconoció Javier Fernández, presidente del Sporting, después de que el equipo certificara el descenso tras la visita a Éibar.

El hecho de que Meré, Sergio y Canella sean los únicos que hayan visto ampliada su presencia en el equipo ejerce como el mejor resumen. En todo caso, cada una de las situaciones es diferente. Meré ha ido ganando peso en el equipo por evolución natural y porque, la pasada campaña, no se asentó hasta que la lesión de Bernardo obligó a adelantar su proceso de adaptación. Sergio vivió el caso contrario. Una lesión le privó de contar con más minutos durante la pasada campaña. El avilesino, de todas formas, ha sido un fijo en las últimas campañas. En cuanto a Canella, el de Pola de Laviana se vio favorecido por el relevo en el banquillo. Mientras que con Abelardo no contó con muchos partidos la pasada campaña, en ésta fue de menos a más.

Un caso singular es del de Carlos Castro, cuya renovación es una de las prioridades de Miguel Torrecilla. El rol del delantero rojiblanco apenas cambió en el último año, y eso que, entre otras cosas, Rubi inició su andadura en el Sporting destacando el nivel del mierense. Castro sumó más minutos que la temporada anterior, pero fueron tres más, un balance anecdótico que no permite valorarlo como una evolución. Torrecilla ya se reunió con Manuel Sánchez Murias, director de Mareo, en su primer día en el club para informarse de los recursos que hay en la casa antes de salir al mercado. El club ha comprobado, una vez más, que el Sporting pierde si da la espalda a Mareo.