Sorprende que un futbolista temperamental de no demasiado brillante recorrido -sólo disputó 38 encuentros en Primera División, en la extinta UDS- haya sabido reconvertirse en un director deportivo cotizado, distante y calculador. Fue colgar las botas, en el Guadix, y cambiar el césped por la moqueta. Con solo 31 años asumió, con sorprendente éxito, la dirección deportiva del Novelda, en Segunda B. Y así hasta hoy, cumplidos los 48, recién llegado al Sporting, tras paradas técnicas en el Cartagena, la Unión Deportiva Salamanca, el Celta y el Betis. Si bien es cierto que se le recuerda con más cariño en Vigo que en Sevilla, puede decirse que Torrecilla se ha convertido en uno de los más apetecidos ocupantes de despacho del panorama futbolístico nacional.

A los 26 años debutó en la máxima categoría del fútbol español, de la que disfrutó durante 3.280 minutos sobre el pasto. De los 38 partidos que se vistió de corto, 34 fueron completos. Tres veces tuvo que abandonar el césped, tras ver la tarjeta roja. Era un central de perfil diestro y pelo ensortijado, duro y aguerrido al que los árbitros le cobraron 79 amarillas y 12 expulsiones a lo largo de su carrera. Sólo consiguió un gol en Primera, pero de los que anotó en su dilatada trayectoria hay uno que recuerda de manera especial. Fue el 27 de junio de 1995, en el estadio Carlos Belmonte de Albacete, en una eliminatoria a cara de perro por el ascenso a la división de honor. El Salamanca venía de caer en casa en la ida por cero a dos. La vuelta se antojaba un paseo militar del cuadro manchego, pero Torrecilla abrió el marcador en la primera parte y el resto conforma una de las páginas más brillantes de la historia de la UDS: Urzáiz anotó de cabeza el segundo en el minuto 95, forzando la prórroga. Al final, 0-5 y una fiesta monumental en la ciudad bañada por el Tormes que aún hoy recuerdan con nostalgia veteranos y noveles. Juanma Lillo era el entrenador de ese equipo y su presidente Juan José Hidalgo Acera, el propietario de Air Europa, a quien todo el mundo en Salamanca llamaba "Pepe Aviones".

Torrecilla es un hombre familiar, casado y con dos hijos: niño y niña. El chaval, Diego, de 19 años, hizo sus pinitos futbolísticos en el Areosa, de Vigo, aunque dicen que no recuerda a su padre cuando despuntaba en los Trinitarios. La chiquilla, Daniela, ya suma los 12. Su mujer, también salmantina, es su principal apoyo. Suele decir que el día que deje el fútbol podrá montar con ella una empresa de mudanzas: con la de Gijón, aún pendiente, suman 15 domicilios distintos en otras tantas ciudades. Intenta no ser jefe, "mejor, compañero", dice. Y se considera una persona "muy normal", que huye del foco mediático. No concede entrevista, prefiere el perfil bajo. Siendo persona de buen trato, transmite sin embargo frialdad. Prefiere estar ocupado a preocupado. Sabe que en Gijón va a estar sometido a un permanente examen pero él suele decir que "la nota que importa es la nota final"

El director deportivo llega a Gijón acompañado de su hermano Toño, cinco años mayor que él, también exfutbolista y de mayor pedigrí, pues jugó 13 temporadas en Primera, vistiendo las camisetas del Valladolid, Atlético de Madrid, Tenerife y Racing de Santander. Hace años que ambos han ligado su futuro profesional, desde la época del Salamanca, donde formaban tándem con Ángel Medina. En esa época, Torrecilla presenciaba nueve partidos en directo los fines de semana y quince en vídeo de ligas de primera y segunda división de otros países, de lunes a viernes. Entonces viajaban en coche, en un Ford Focus con 220.000 kilómetros de recorrido; hasta que un concesionario de la ciudad les facilitó tres Audis A-6.

Numerosas anécdotas jalonan la trayectoria de este futbolista ahora impolutamente encorbatado al que en Vigo un accionista crítico se empeñaba en llamarle "Tordesillas". En la ciudad gallega se cuenta que había un aficionado septuagenario, ya fallecido que cada semana se desplazaba a la ciudad desde una localidad situada a cincuenta kilómetros de distancia para aportar a Torrecilla una lista de jugadores para que los fichara.