Bajo la atenta mirada de los hermanos Torrecilla, los guajes de José Alberto López presentaron su candidatura en firme al ascenso a Segunda División B. Con un ambiente de partido grande en la escuela de fútbol, el filial del Sporting marcó diferencias con su rival desde el primer minuto. Los rojiblancos jugaron mejor, combinaron y crearon peligro, pero la sobresaliente actuación del portero visitante Batalla retrasó la remontada y generó una angustia innecesario en un tenso final de partido. En ataque, tan sólo el talentoso Chema generó peligro a la defensa rojiblanca, pero se topó siempre con la espectacular eficacia del internacional juvenil Dani Martín, que sigue llamando con fuerza a las puertas del primer equipo.

Era mucho lo que había en juego. Más allá de la posibilidad de seguir peleando un ascenso trabajado y merecido durante todo el curso, los jóvenes talentos querían enseñarse ante el hombre que decidirá su futuro inmediato y que puede acercarlos al primer equipo. El Sporting B logró superar la eliminatoria con más angustia de lo que merecía su fútbol, muy superior al de su rival que, sin embargo, logró llegar vivo al final del partido. Un gol le hubiera dado el pase.

El Sporting apretó desde el inicio y logró pronto igualar la eliminatoria al transformar Isma Cerro un penalti por una clara mano de Sofiane dentro del área. El Sporting B practicó entonces un fútbol control, que permitió estirarse al Almería. Los andaluces crecieron en el inicio del segundo tiempo, pero una brillante acción del incisivo Claudio inclinó la eliminatoria del lado local. El pichichi rojiblanco fue una amenaza continua y generó ocasiones como para una victoria holgada.

El Sporting no supo definir y el partido se fue embarrando a medida que creía la tensión por ambos bandos y con la complacencia arbitral. Entonces entró en juego la grada, que aumentó la presión y ayudó a los guajes a sobrellevar la angustia de un final apretado, en el que un gol rival les dejaba fuera del ascenso.

El Sporting siguió buscando la sentencia a la contra, pero ni Claudio en tres ocasiones, ni Rubén, ni Jaime Santos en un remate acrobático encontraron el tanto que hubiera dado la tranquilidad. El Almería apretó, pero Dani Martín, que se había lucido en el primer tiempo con una mano salvadora, controló bien su espacio aéreo. Cada balón colgado (los andaluces no tuvieron otro argumento) llenaba de incertidumbre la grada de Mareo, hasta que el árbitro decidió poner final a la angustia cinco minutos después del noventa. El Sporting B espera ya su rival definitivo.