22 de marzo de 1995. Un Molinón prácticamente despoblado asiste al cantado descenso de su equipo. Con 8 puntos, el Sporting de Gijón se despide de la Primera División con un empate a nada ante el Mérida, diez jornadas antes de que acabe la Liga. Los aficionados que se acercaron al feudo rojiblanco y los que se quedaron en casa tenían una cosa en común. Ninguno se hacía una idea de lo que costaría volver a la élite. Un periplo de diez años, dos meses y 23 días por el infierno. Un vía crucis que terminó en 2008, un domingo 15 de junio. El ascenso de Manolo Preciado.

Hoy se cumplen nueve años de aquella mágica cita. El Sporting de Gijón dependía de sí mismo para descorchar la botella de sidra. Incluso perdiendo contra un Eibar que no se jugaba nada se podía lograr subir. Todo gracias a un año en el que el equipo se empapó de la ´Filosofía Preciado´ y a la épica contra el Córdoba. Bilic y Luis Morán remontaban el tanto andaluz. Dos semanas después, ellos mismos pondrían al Sporting en Primera.

El ambiente que se vivió en la ciudad durante los siete días previos al encuentro contra los vascos ya forman parte del imaginario colectivo de la ciudad. En las calles se respiraba fútbol, ilusión, esperanza y un poquito de miedo. Había pasado una década del último ascenso y a lo peor, el Sporting ya no se acordaba de como se recuperaba una categoría. En cualquier esquina de la ciudad, se podía comprobar como urbe y equipo eran uno. Camisetas rojiblancas por todas partes, pero sobre todo en los aledaños al Molinón, que registraron colas enormes para hacerse con la entrada que daba derecho a vivir la historia en primera persona.

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(Aniversario Sporting) Días previos al partido contra el Eibar

En lo deportivo, Manolo Preciado se encargó de hacer de Mareo una especie de fortín. La idea del técnico cántabro era mantener tranquilos a sus jugadores. No había sido una temporada sencilla. Y para una plantilla joven no era buena receta tener ningún tipo de distracción.

Pero era imposible desquitarse del ambiente. Gijón, el Sporting, y buena parte del fútbol español estaban pendientes del partido que se jugaba el domingo en el Molinón. El propio David Villa, en esos momentos concentrado con la Selección Española que semanas más tarde ganaría la Eurocopa, tenía un ojo puesto en el ascenso de su ex equipo.

Y llegó el momento. A las 18.00 horas de la tarde Roberto, Sastre, Matabuena, Iván Hernádez, García, Canella, Kike Mateo, Míchel, Pedro, Bilic y Barral jugaban el encuentro más importante de su carrera. Luis Morán, autor del segundo gol, entraría desde el banquillo, tras la orden de Manolo Preciado. El ambiente era tremendo. 24.000 aficionados poblaban las gradas de un Molinón aún sin remodelar.

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(Aniversario Sporting) Fotos del ambiente

No era un partido de fútbol normal. Se trataba del preludio, del paso previo a la fiesta más importante del sportinguismo hasta la fecha. Pero había que cumplir en lo deportivo. Los rojiblancos no se fiaban de un Eibar que por proximidad geográfica prefería el ascenso de la Real Sociedad. Aunque con el paso de los minutos, los armeros dejaron claro que tampoco se iban a partir la cara para que sus vecinos cumplieran su objetivo. El Sporting jugó como todo el año. Poco fútbol pero máxima rentabilidad. Minuto 35 de la primera parte

. El conjunto gijonés avanza tropezándose por el campo. Una jugada que no de haber tenido final feliz se podría decir que fue torpe. Al menos hasta que la pelota le llega a Barral. Como si no fuera con él, como si no se estuviera jugando el ascenso, el delantero se para y mira. Sus ojos acaba de ver como Bilic entra como un acorazado por detrás de los centrales del Eibar. Y ahí la pone, en la cabeza del croata que adelanta a los locales.

Quedaban diez minutos para el final cuando Luis Morán recibe escorado a la derecha de la frontal del área del Eibar. La defensa azulgrana trata de replegar pero el centrocampista ya tenía enfilado a Manu Herrera. Cruzando al máximo el balón, el tiro pega en el palo izquierdo de la portería. Unas milésimas de segundo de incertidumbre dan paso al delirio. Ya se podía acabar el mundo al día siguiente, que no importaba. El Sporting era de Primera División. Diez años después.

Ante tal evento, la fiesta se prolongó durante horas y tuvo varios focos. El césped, el vestuario, las calles de la ciudad, el Ayuntamiento. El Molinón coreaba a sus hérores del momento. A los jugadores y al técnico encargado del milagro: Manolo Preciado. Pero se acordaba de sus símbolos. La afición le regalaba también el ascenso a Quini.

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(Aniversario Sporting) Celebración en el Molinón

Progresivamente, la hinchada se iba desplazando por los lugares más emblemáticos de la ciudad. El autobús del equipo les acompañaba. Familias enteras se echaba a las calles para disfrutar del momento.

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(Aniversario Sporting) Celebración en las calles

La vuelta del Sporting de Gijón a Primera División tuvo repercusión a nivel nacional. Una década más tarde, Manolo Preciado había puesto de nuevo al sportinguismo en el mapa del fútbol de élite. Un hecho que tuvo eco en los medios de comunicación nacionales. David Villa desde Austria era un gijonés feliz más.

Así que sí, hoy 15 de junio de 2017 se cumplen nueve años de uno de los momentos más importantes de la historia del Sporting de Gijón. Se cumplen nueve años del ascenso de Manolo Preciado. Allí donde esté, hoy es un día feliz para él y para los miles de rojiblancos que le recuerdan.