Unos segundos después de que el cántabro Saiz Pérez pitase el final del encuentro, no se veía una brizna del campo número 1 de Mareo. La alegría lo invadía todo. La alegría y la mayor parte de los cuatro mil aficionados que arroparon a los guajes y les llevaron en volandas de nuevo a la Segunda División B. No faltaron ni los voladores que alguien lanzó desde el entorno de la Escuela de Fútbol de Mareo al término del encuentro a modo de aviso de que las fiestas de San Juan se habían extendido de la parroquia al campo de fútbol.

Dos horas antes del inicio del encuentro, una impresionante caravana atascaba la carretera de acceso a la escuela de fútbol y muchos vehículos ocupaban ya las cunetas. La expectación fue tal que sólo unos privilegiados lograron un asiento, aunque nadie podía permanecer sentado en un partido de mucha intensidad. Cuando se rebasaron los cuatro mil espectadores, el club decidió cerrar la barrera de acceso a la escuela de fútbol, lo que provocó el enfado de cerca de un centenar de seguidores que se quedaron fuera, con las ganas de vivir la fiesta en directo.

Pero no sólo había seguidores del Sporting en Mareo. Una de las esquinas quedó reservada para los aficionados que se desplazaron desde Beasain, que superaron los doscientos y mezclaron bien con la parroquia local. Lo más llamativo fue un grupo de aficionados azulgranas que se agruparon en la banda de los banquillos. Las dudas se despejaron cuando desplegaron una gran bandera del Valdesoto, club del que eran jugadores y aficionados. El ascenso del Sporting B arrastra al Valdesoto a Tercera División y al Manuel Rubio a Regional Preferente.

El palco también estaba a rebosar con autoridades de los dos clubes. En el bando rojiblanco destacaba de nuevo la presencia de Miguel Torrecilla y las ausencias del presidente Javier Fernández, y del entrenador, Paco Herrera. Estuvo también el presidente de la Federación Asturiana de Fútbol Maximino Martínez.

Los aficionados más jóvenes recibieron a los futbolistas cantando a capela el himno del Sporting, como se hace en El Molinón, y los miembros de La1905 desplegaron una gran pancarta de apoyo.

El encuentro se vivió con muchos nervios por la incertidumbre de un marcador que siempre fue favorable al Sporting B. La tensión hizo que la fiesta se desatase con el pitido final, que los aficionados saltasen la valla para invadir el césped y lo celebraran conjuntamente con los guajes. Es ascenso es el premio a la gran temporada que ha realizado el Sporting B, que la próxima temporada se unirá a Caudal y Lealtad en el fútbol de bronce. Estos guajes llenan Mareo de alegría.