El tira y afloja ha comenzado y el Sporting no parece tener intención de apurarse. El club rojiblanco espera a que Cuéllar dé el paso de comunicar formalmente su intención de marcharse después de transcender que el futbolista tiene un acuerdo avanzado con el Leganés para jugar en Butarque la próxima campaña. En la entidad rojiblanca se aguarda a este movimiento para empezar a valorar algún tipo de fórmula vinculada a su salida. El Sporting se remite a que tiene dos años de contrato y a que el propio Cuéllar hizo valer esto cuando fue preguntado por su futuro al finalizar la campaña.

El Sporting juega con la baza de que tiene bien cubierta la portería, Cuéllar se posicionó públicamente a favor de continuar en Gijón y el calendario no urge a agilizar nuevas salidas. A partir de ahí, la pelota está en el tejado del extremeño, que tiene en sus manos la atractiva oportunidad de continuar en Primera, en una ciudad que conoce bien, y dentro de un proyecto en el que está llamado a liderar la portería. El Leganés, sin embargo, no parece dispuesto a ser quien vaya a negociar un traspaso. La intención de los pepineros es que sea primero el futbolista el que acuerde su marcha del Sporting para abordar su contratación a coste cero. Y ahí radica el mayor problema.

El Sporting ve en la marcha de Cuéllar una oportunidad de ahorrarse el segundo salario más importante de la plantilla y cerrar una etapa con un jugador con el que las relaciones no pasan por el mejor momento. Sin embargo, no está dispuesto a descuidar las formas ni a dar excesivas facilidades. Cuéllar, por su parte, no quiere que su imagen resulte dañada ante la afición, su mayor aval, y que sea el club quien asuma la responsabilidad de su marcha. La partida de póquer ha comenzado.