Vuelve convertido en el padre de una niña de la que presume hasta en su piel tatuada y el hambre goleadora que le ha abierto estar tres temporadas sin disfrutar plenamente de su profesión. Stefan Scepovic (Belgrado, Serbia 27 años) regresa para resolver cuentas pendientes: la del desencanto que produjo su marcha entre aquellos que le idolatraron en la 2013-14, la campaña en que reventó en 23 ocasiones las porterías rivales y la del ascenso que esa misma campaña se resistió.

- ¿Siempre creyó en regresar al Sporting?

-Siempre dije que me gustaría volver y aquí estoy. He tenido la opción de volver antes. No diría cuántas posibilidades, pero se ha habló para hacerlo.

- ¿Hasta qué punto pudo volver antes?

-Hubo conversaciones, pero no llegó a concretarse. Este verano, sin embargo, todo se resolvió muy rápido. Cuando ambas partes quieren todo es muy fácil.

- ¿Cómo se gestó su incorporación?

-Estaba de vacaciones en Grecia. Me llamó mi representante y me dijo que me iba a telefonear Torrecilla. Él me trasladó el proyecto que tiene en mente, Lo que quiere del club y de los jugadores. Me gustó todo. Le dije que, por mi parte, era un sí. El club tuvo que hablar con el Getafe para llegar a un acuerdo, obviamente, pero fue rápido. Vine al sitio donde quería estar.

- Usted es todavía el último traspaso importante del Sporting, con los 2,5 millones que pagó el Celtic de Glasgow por su incorporación. Un verano, el del 2014, que dio paso a la sanción de la Liga al club sin poder fichar por la deuda que arrastraba.

-Ese dinero les ayudó mucho y además no me fui al equipo que yo quería. Avanzaba el verano y? Podría contar cosas que darían para escribir un libro, pero tampoco se pueden decir así. Entiendo que la gente esté enfadada porque no me quedé aquella campaña. Le di muchas vueltas, tuve dudas. Es un poco similar a lo que está pasando ahora con Meré. El chaval tiene muchos proyectos y el club quiere ganar con su traspaso. ¿Me equivoqué al irme? Puede ser, sí, pero lo más importante es el ahora.

- ¿Le pidió el antiguo director general del club que saliera a decir públicamente que se quería ir?

-No lo diría así. El club en ese momento tenía problemas y si podía ayudar y traer dinero en forma de traspaso? Al final lo que yo quería era lo mismo que todos: estar con el Sporting en Primera.

- ¿Qué pasó en el Celtic de Glasgow?

-Los partidos en los que jugué desde el inicio lo hice bien. En Europa League hice dos o tres tantos, también en Liga, pero luego empecé a acumular encuentros en el banquillo. Es un club donde se pueden hacer muchos goles, pero marcar 30 allí es equivalente a hacer 10 en España. La experiencia fue bonita, pero quería volver a España.

- ¿Por qué irse al Getafe?

-Por eso, porque quería regresar a aquí. Surgió la oportunidad y la aproveché. Desgraciadamente descendimos a Segunda.

- Inició su segunda campaña como azulón siendo un habitual del once y terminó como tercer delantero.

-Fue un año difícil. En el Celtic, por ejemplo, jugué más que el año pasado. Participé muchas veces por detrás del delantero o incluso en banda izquierda, fuera de mi posición. Fui titular en los cinco primeros partidos con el nuevo entrenador (Bordalás). De repente, me quitó. Seguí entrenándome fuerte y nada cambió. Me tocó el ánimo.

- ¿Bordalás ha sido el entrenador que menos le ha entendido?

-Sí, sin duda. Después de aquellos primeros cinco partidos, hablamos. Me dijo que había estado muy bien, pero que me había quitado por razones suyas, pero de las que no sabía decirme un porqué. Fue algo muy raro. Sé que Jorge Molina rindió muy bien, por eso no hay problema, pero si me quitas dame alguna razón. Dilo y ya está.

- ¿Qué tal con Herrera?

-No hemos hablado mucho de fútbol todavía, pero se le ve que es un entrenador cercano.

- En su etapa en el Getafe desveló haber vivido durante su carrera condicionado por el interés de representantes, que nunca se había sentido libre para escoger destino.

-En el 2014, cuando se tomó la decisión de salir traspasado, me esperaba poder elegir, aunque fuera entre dos equipos, no pedía tener cinco o seis. Tampoco soy Messi o Ronaldo para que vengan a tocar a mi puerta. No fue así y me cabreé mucho. A principios de agosto terminé mi relación con mis representantes. Cuando haces un buen año no necesitas agentes, te vendes solo. Los intermediaros deben mostrarse cuando estás mal, porque un futbolista tiene altibajos, salvo los top. Ahora estoy con otro agente (Mela Kodro, el que le trajo a Gijón por primera vez, pero ejerciendo entonces como colaborador de su anterior agencia de representación) . Él me está mostrando mucho cariño.

- ¿Ahora se siente libre para elegir?

-Sí, no como antes. Después del año que tuve en Getafe, que no fue bueno, es la temporada en la que más opciones de elegir tuve.

- ¿A qué renunció para venir al Sporting?

-A varios equipos de Segunda, entre ellos Osasuna, y en Francia también tenía algo. Hubo equipos que me llamaron directamente a mí y se los trasladaba a mi agente. A él le dije que se centrase en el Sporting, que era lo que quería.

- ¿Quiere modificar esa dinámica de casi cambiar de club por año?

-En Getafe ya lo empecé a cambiar. Tras el descenso tuve opción de irme, pero aposté por seguir. Ahora vengo a Gijón cedido por un año, pero ojalá sean muchos más. Sé que aquí voy a ser feliz jugando al fútbol.

- ¿Ha recordado a Viguera que le debe un "Pichichi"?

-Hemos hablado, pero no de eso (se ríe). Fue una competencia sana aquella campaña (el riojano hizo 25 goles y el serbio 23). Ahora estamos todos para ayudar al equipo.

- ¿Cuáles son sus retos?

-El colectivo, es el que tenemos en mente. No voy a decir la palabra, pero todos lo saben. En lo personal, el reto de un delantero son goles. Tengo en mente una cifra, pero tampoco la diré.

- ¿Qué mensaje le daría al sportinguismo?

-Le pediría que estén con el equipo. Sé que nos van a exigir, y tiene que ser así, pero si estamos todos juntos será más fácil. A la gente que espera que repita ese año, les pido que crean en el equipo, no sólo en mí. Me voy a dejar el alma.