Como ya nos tiene acostumbrados, Paco Herrera no tuvo pelos en la lengua a la hora de valorar el más que deficiente partido que ofreció el Sporting en Luanco, ante un Racing de Santander, que en algunas fases del partido parecía ser el equipo de superior categoría. El empate a uno final, reflejó con bastante exactitud lo que se vio sobre el césped de Miramar.

No obstante, el mister rojiblanco a pesar de todas las carencias que reconoció a preguntas de los periodistas, se declaró convencido de que el Sporting que veremos en la primera jornada, será un equipo muy distinto al que hayamos podido ver hasta ahora en pretemporada. Se refiere por supuesto en relación al juego desplegado; pues es obvio que los hombres, más o menos habrán de ser los que a día de hoy tiene a su disposición. Aunque Herrera tampoco aquí cierra la puerta a que fructifiquen las negociaciones abiertas para la incorporación de un mediocentro organizador y de un extremo, dando ya por hecho el fichaje del central italo brasileño, Xandao, por el que también se le preguntó y del que dijo conocer por los típicos ´Highlights´ de Youtube.

Al sportinguismo, no le queda más remedio que seguir confiando en alguien que hasta la fecha, no le ha dado motivos para lo contrario. Alguien como Herrera, que definió el partido frente al Racing, como el típico partido de pretemporada, aunque él mismo se apresurara a matizar que de "inicio de pretemporada, no de final". ¿Qué fue entonces de aquella 'evolución incompleta'?, podrán preguntarse algunos.

Pero más allá de que volviera a reconocer que vio a sus jugadores "muy espesos" en la creación de juego y faltos de agresividad en las disputas y de anticipación en las segundas jugadas (aspectos todo sea dicho, vitales en Segunda División), llamó mucho la atención que confesara sentirse un tanto sorprendido y desconcertado, al constatar la enorme diferencia entre el Sporting que ve durante los entrenamientos y el que ve luego en los partidos. Algo así como el extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, en versión rojiblanca. Algo por cierto que en la temporada pasada, se dijo que le ocurría a determinados jugadores. Sin ir más lejos -que Qatar ya está lo bastante lejos-, por ejemplo a Afif. Nunca podremos 'agradecer' en su justa medida a Xavi Hernández, el haber convencido a Abelardo de que el qatarí era poco menos que el 'Maradona de los desiertos'.

Volviendo al presente, me quedo también con otra de las perlas de Herrera: la de que a este equipo le falta alegría. Tenga cuidado con lo que dice, pues conociendo cómo se las gastan en Mareo S.A., lo mismo le aparecen ahora con humoristas en lugar de jugadores. Aunque también es cierto que ha habido y hay grandes jugadores, que con su mera presencia levantaban el ánimo del vestuario más decaído. En el Sporting uno por encima de todos: San Enrique Castro Quini. Pero eso son palabras mayores.

Al final, se mire por donde se mire, la alegría en el fútbol la dan los goles. Incluso en una Segunda donde la primera consigna es la de no encajar goles y donde no perder, vale casi tanto como una victoria. Es bueno recordar así cómo se fraguó el ascenso del 'Sporting de los guajes' y ya de paso, recordemos que aquella fue también una pretemporada de lo más triste en cuanto a resultados se refiere. ¿Por qué no habría de poder repetirse la historia?

Post Scriptum: el año en que se ha vendido un central 'de la casa' por la mayor cantidad de dinero jamás ingresada en el Sporting por un jugador, pudiera parecer inoportuno preguntar cómo es posible que sea necesario fichar a tres centrales para jugar en Segunda. Claro que si en el pasado hemos llegado a fichar hasta un tercer portero, todo resulta posible. Aun así, yo me atrevería a decir que "Mareo, we have a problem".