No tengo la más mínima duda de que la mayoría de los sportinguistas, hubiera deseado un debut con mayor brillo del Sporting, en su regreso a la Segunda División. Pero también estoy convencido de que transcurrida la primera media hora (¡ay, ese mano a mano frente a Mariño!, no pocos firmaban ya el empate con el que se llegó al final del tiempo reglamentado.

La realidad es que cuando se hizo oficial el calendario de la temporada, a más de uno se nos frunció el ceño viendo el primer partido del Sporting: fuera de casa y por si fuera poco, en un campo como es el de Santo Domingo en Alcorcón, aún más ´antipático´ de lo que ya de por sí son la casi totalidad de los estadios de Segunda.

Así que visto lo visto (o mejor sería decir, lo que se dejó de ver), tampoco podemos rasgarnos las vestiduras a las primeras de cambio, porque quien más, quien menos, nos esperábamos algo parecido a lo que presenciamos en este primer partido de liga. Si bien es cierto que siempre te quedaba esa esperanza de ver a un equipo que dice ser aspirante al ascenso, comenzar venciendo y convenciendo frente a un rival que no debería ser tal, en lo que se refiere a objetivos compartidos a final de temporada.

Hablando de objetivos, el del partido frente a los alfareros, a tenor de algunas elecciones de Paco Herrera (la de dejar en casa a Nacho Méndez por ejemplo), no era otro que el de no perder; y se ha empatado. Así que objetivo conseguido. Ahora, como siempre se dice en estos casos, habrá que hacer bueno el punto logrado a domicilio, con una victoria en casa el próximo domingo. Para ello nada mejor que contar con el apoyo seguro de más de 20 mil fieles seguidores. En eso sí somos líderes desde el inicio.

Quizás alguien pudiera creer que empezamos exigiendo muy pronto el estar arriba, pero es que tan cierto como que la Segunda es más larga que un día sin pan, lo es el hecho de que desde el primer partido, conviene estar bien situados.

Veremos así si frente al Lugo, ya con un centrocampista organizador sobre el campo (es de esperar la alineación del último de los fichajes, Álex López), el juego que despliega el conjunto de Paco Herrera, se asemeja más al que todos esperamos. De lo contrario, no hubieran hecho faltan tantas alforjas para seguir en el mismo viaje que se inició ya la pasada temporada.

Del partido en sí, cabría muy poco que señalar, más allá del mencionado punto logrado. Típico empate a nada en esta categoría que dice llamarse de plata, pero que sería mejor denominarla de carbón. Quizás lo mejor fue la confirmación de que el central italiano Federico Barba, como algún tifoso de la Roma me había ´soplado´, siempre que le respeten las lesiones, hará olvidar muy pronto a Meré. Palabras mayores, que esperemos que se cumplan. Pero no estaría de más que a algún otro de los fichajes, les creciera también la barba o el bigote. Porque por lo demostrado en Alcorcón, están aún bastante imberbes en lo que a aportación se refiere.

De este mismo parecer eran quienes me rodeaban en el bar del barrio de El Coto, donde hoy fui a presenciar el partido. Entre ellos (mucho más optimista que el resto, como no puede ser de otro modo en él), el padre Fueyo. Entrado el primer tiempo tuvo que ausentarse para oficiar un servicio religioso. Al volver, desde la puerta fijó su vista en el marcador que mostraba el televisor, pero aun así me preguntó si se había perdido algo. Le dije que en absoluto. Y que estaba convencido que incluso podría haber rezado un rosario, que tampoco hubiera ocurrido nada. Esta sería la mejor crónica del partido. Una ocasión por bando y para de contar.

Así que acomódense, tomen sus asientos, respiren tranquilos y aun a riesgo de dormirse en partidos como el disputado en una tarde calurosa en Alcorcón, disfruten del "espectáculo". Bienvenidos a Segunda, donde un empate es casi una victoria. Que le pregunten al ´Sporting de los guajes´.

Post Scriptum: tras la renovación de Carlos Castro, transformada casi en una cuestión de estado, que no jugara ni un solo minuto, resulta cuanto menos curioso. Más aún cuando alguno de los nuevos, afirmaran haber venido al Sporting por el proyecto que le ofrecieron. Sería a él.