El Sporting de El Molinón sigue donde lo había dejado la temporada pasada, con el "Carmonismo" como tendencia dominante. La novedad es que al balear le ha aparecido un socio a la altura de su fútbol. Carlos Carmona y Michael Santos intercambiaron goles y asistencias con esa querencia a asociarse que tienen los futbolistas buenos. Esta prometedora conexión que encandiló a El Molinón fue el factor diferencial que dejó los tres puntos en el feudo rojiblanco. Tras un discutido primer tiempo, el Sporting se hizo valer tras el descanso de la mano de Moi Gómez y ahí sí marcó diferencias con un Lugo bien plantado al que dominó ya sin paliativos.

El Sporting fue recibido con honores en su regreso a la categoría de plata. El Molinón, un campo que debe ser la envidia de la Segunda división, dio una respuesta insólita tras el descenso de la campaña anterior. Se vivió el ambiente de las grandes ocasiones, con un público entregado de antemano e ilusionado por el nuevo proyecto y por el sólido inicio. El Sporting se abona a la media inglesa y con cero goles en contra en los dos primeros partidos.

El Molinón requería valentía. Paco Herrera buscó el fútbol que le faltaba al equipo en Nacho Méndez, una solución natural, una receta clásica que ha funcionado desde siempre en Gijón. El guaje acusó los nervios del debut y pago la novatada en el cuerpeo con el poderoso Azeez, que no le dejó desplegar más que un par de detalles. Moi Gómez mejoró el escenario en la segunda mitad cuando se puso a los mandos, en una posición más retrasada de lo habitual.

El Sporting salió encendido al partido, pero más por la inercia del empuje de su campo que con argumentos solventes. El Lugo fue un equipo con buen gusto, que miró a los ojos a los rojiblancos y les discutió la pelota. En el primer tiempo, incluso tuvieron más aproximaciones que los de Paco Herrera, aunque tampoco es que Mariño pasara grandes apuros. El Sporting apretó en la segunda parte, que se basculó por completo hacia la portería lucense y despachó al rival con dos tantos en la portería de los goles.

La puesta en escena tuvo más ímpetu que juego. Además de Nacho Méndez, Herrera alineó a Santos por detrás de Scepovic. Curiosamente, el uruguayo se volvió determinante tras el descanso, cuando arrancó desde la izquierda. El resto del equipo titular fue el mismo de Alcorcón, con Moi Gómez y Álex Bergantiños como damnificados. Habrá que ver en Tarragona, si Herrera mantiene dos propuestas diferentes en función de que se juegue o no en El Molinón o si ya mantiene esta versión más atrevida.

A los rojiblancos se les notaba con ganas. Scepovic remató un córner sacado por Rubén García, pero Carmona no alcanzó a rebañar en boca de gol. Fue quizá la ocasión más clara de la primera mitad. El resto de aproximaciones de ambos equipos tuvieron poca seriedad, salvo un córner cabeceado por Campillo cerca del palo.

La presión del Lugo generó algunos problemas a la defensa rojiblanca. Barba pareció mermado por el proceso gripal de hace unos días, aunque supo reponerse siempre. Quintero aplicó firmeza cuando fue necesario y encontró la comprensión arbitral. Por detrás, Mariño dio la seguridad que se espera de un portero solvente y completó su segundo cero en dos partidos.

El juego del equipo hasta el descanso enfrió los ánimos. Tal parece que la grada había olvidado que en esta categoría no hay paseos campestres. El campo se encendió de nuevo en el segundo tiempo, cuando el Sporting hizo valer su condición de favorito, encerró al Lugo y fue madurando el partido y al rival. Con todo, no aparecían llegadas claras, más allá de un cabezazo de Scepovic, tras una buena anticipación en un centro de Rubén.

El segundo tiempo, no obstante, arrancó con un susto mayúsculo. El Lugo encontró un agujero en el lateral derecho y Fede Vico se fue como un obús hacia Mariño, quien le achicó el espacio.

Herrera fue mejorando el equipo con los cambios, demostrando una buena lectura del escenario. Situó a Sergio como ancla entre dos líneas de cuatro, con Moi y Carmona por dentro, con Rubén a la derecha y con Santos arrancando desde la izquierda.

Por ahí vino el descorche. Canella picó un balón sobre la defensa. Santos corrió y eliminó a Leuko con un gran primer toque, ganó la línea de fondo y dejó atrás para la llegada de Carmona, que mantiene su idilio con el gol.

El tanto rojiblanco agitó el partido, que viró hacia donde no le interesaba al Sporting. El Lugo dio un paso al frente, pero el Sporting se sacudió el dominio y asestó el golpe definitivo. Fue tras un córner botado por Carmona. Santos emergió al primer palo y cabeceó directo a la red estrenando su casillero goleador en El Molinón.

La victoria ante el Lugo lanza un mensaje de solvencia de los rojiblancos. Las mejores noticias son la seguridad defensiva, la respuesta de El Molinón y la pegada demostrada por un equipo que no necesita muchas ocasiones para doblegar a su rival. El Sporting ha comenzado el camino con buen pie, pero aún se encuentra lejos de destino y conviene no perder el paso.