Los catorce años de ausencia del derbi asturiano dificulta la posibilidad de que algún futbolista repita experiencia desde aquella última vez. La única excepción se encuentra en los banquillos y se llama Paco Herrera. El entrenador del Sporting tiene a sus espaldas dos duelos regionales que disfrutó durante su etapa como jugador del Sporting. Ambos en el mismo escenario de esta tarde, El Molinón. El primero, en Primera División, en la temporada 1975-76, terminó con victoria (3-1, Valdés, en dos ocasiones, y Quini, para los de casa, y Marianín, para los visitantes); el segundo, a la campaña siguiente, con los dos conjuntos en Segunda, acabó en empate (1-1, Ferrero, para el Sporting y Galán, para el Oviedo). La historia continúa, ahora, desde un prisma diferente.

"La emotividad con la que se vive este tipo de partidos sigue siendo la misma", apunta Paco Herrera cuando se le pregunta sobre los derbis durante su etapa como futbolista del Sporting. No le ha ido mal enfrentarse al Oviedo, ni como jugador, ni tampoco a lo largo de su etapa como entrenador. El de esta tarde se convertirá en el octavo encuentro que disputa ante los azules. Sólo una vez cayó derrotado, la más reciente, la de la pasada campaña, en su visita al Tartiere al frente del Valladolid. Un gol de Toché fue suficiente para tumbar su particular racha.

El resto de duelos de Herrera ante el Oviedo, en su trayectoria en los banquillos, se distribuye en cuatro victorias y dos empates. Los triunfos se estrenaron en el primer duelo, el único en primera ante los carbayones, cuando se hizo cargo del Numancia en la 2000-01. Continuó la misma tónica al mando del Poli Ejido, y en el partido con el Valladolid de la pasada campaña disputado en el José Zorrilla. Los empates se contabilizan en los dos choques que protagonizó con el Albacete en la temporada 2001-02.