Y por fin se jugó el derbi. Catorce años de espera (para unos más larga que para otros) y lo primero que habría que señalar es que futbolísticamente hablando, no es que fuera ni de lejos el mejor derbi de la historia.

Por desgracia, como era casi previsible, en los prolegómenos del partido se produjeron incidentes entre aficionados locales y la policía, coincidiendo con la llegada del autobús carbayón. Hechos deplorables que conviene no dejar de denunciar, por más que nunca nos cansemos de afirmar que para nada representan a la afición sportinguista. En esta misma línea se pronunció Anquela en la rueda de prensa posterior al encuentro, lo que le honra. Dicho queda.

Para tan señalada ocasión como era este derbi, Herrera se decidió por dar continuidad al mismo once que tan buenos resultados le había ofrecido en las dos últimas jornadas. Y habría que decir que durante los primeros 45 minutos le dio el resultado esperado.

Sobre un césped que aguantó como muy pocos aguantarían el diluvio que por momentos cayó sobre él, el Sporting mandó y dominó casi a su antojo. Pero también es cierto que si nos atenemos a las ocasiones del gol, tampoco es que el equipo acumulase un gran número de ellas.

Aparte de la jugada del tanto de Carmona (quien cual ´Juan Palomo´, botó la falta para ser él mismo quien la rematara a la red), apenas se recuerdan grandes oportunidades. Menos las tuvo el Oviedo, aunque Mariño es verdad que en el minuto 35 se lució con un paradón.

Aun así, la sensación que se percibía al descanso, por los comentarios de los aficionados rojiblancos, era la de que había faltado más mordiente y mayor ambición, como para haber intentado noquear al rival, cuando este estaba a nuestra merced.

Fue comenzar la segunda parte y muy pronto caer en la cuenta de que el partido había dado un giro de 180 grados. El equipo sportinguista dio un paso atrás, lo que aprovechó el Oviedo, unido posteriormente a unos cambios ofensivos, para irse a por el empate. Volvimos así a ver el equipo de la primera parte ante el Lugo, sólo que los gallegos no son el Oviedo.

Lástima que Santos no acertara con su rosca en un remate al segundo palo que se acabó marchando fuera por centímetros. Un 2-0 hubiera sido probablemente definitivo. Pero en la otra portería, también Mariño volvió a salvar el empate con otra muy buena intervención, cuando aún quedaba media hora por delante. Todo un mundo.

De modo que a medida que pasaban los minutos, el nerviosismo comenzaba a apoderarse de los aficionados, que pedían a gritos algún tipo de cambio para dar refresco a un centro del campo, que había dejado inexplicablemente de funcionar. Quizás ahí Herrera retrasó en exceso esos cambios y sobre todo, le faltó echar desde el banquillo el equipo hacia delante.

Y lo que muchos nos temíamos pero no nos atrevíamos a decir en voz alta, llegó casi sin tiempo para una posterior reacción. Toché, en el 84, fusiló dentro del área, poniendo el empate en el marcador. Primer gol recibido por este Sporting de Herrera y al final, primeros dos puntos que se escapan de El Molinón. No hace falta recordar que sólo quien se hace fuerte en su campo, podrá luchar por el objetivo que se ha marcado en este caso la entidad rojiblanca; y con ella, toda su afición.

Empate pues en definitiva y en honor a la verdad, justo premio a la insistencia visitante durante la segunda parte y merecido castigo para los de Herrera y para el propio entrenador, por su ´conservadurismo´, conformismo y falta incluso de mayor agresividad en determinados momentos del partido. Si analizamos las estadísticas de faltas realizadas y tarjetas recibidas, tendremos la prueba de ello.

Bueno es hacer autocrítica (Herrera ha sido el primero en hacerla) cuando se está a tiempo de evitar el que en adelante se repitan los mismos errores. En Segunda, por mucha supuesta calidad que tengas, o corres más que el rival, o difícilmente vas a ganar muchos partidos. A lo sumo, empatarlos. Pero también es bueno volver a insistir en que en esta categoría, a veces los empates valen casi tanto como una victoria.

Por todo ello, puede entenderse ese cierto resquemor entre la afición sportinguista por haber cedido un empate en casa ante el eterno rival (más si cabe cuando éste llegó en los minutos finales). Esto no hace sino demostrar cuán grandes son las expectativas depositadas en el proyecto Herrera-Torrecilla. Pero no nos volvamos tampoco locos, que ´punto es punto´. Aunque sea en casa y frente al eterno rival. Aunque del mismo modo, no entiendo a aquellos que celebran un empate y a estas alturas de temporada, como si hubiesen ganado la Champions. Allá cada cual con lo suyo. Nuestro objetivo es a largo plazo y la liga pondrá al final a cada cual en su sitio. El del Sporting, a pesar de este empate, estará con toda seguridad arriba con los mejores. El próximo sábado en Soria, tendremos la oportunidad de demostrarlo. Lo de hoy, que nos sirva como aviso para navegantes.

Post Scriptum: sin falta de recurrir a la hemeroteca, no resulta arriesgado señalar este derbi asturiano como aquel con menos asturianos sobre el campo.