Todo empezó en un Veriña-Avilés de primera infantil que se jugó hace siete años. Rogelio García, flamante nuevo responsable de captación del Sporting, acudió a ver este partido para confirmar su intención de fichar a Bertín (a la sazón delantero del Sporting B). En su nuevo puesto, Rogelio había recibido el encargo de que Mareo volviera a producir porteros del nivel del Gatu Ablanedo. El técnico acudió a aquel partido avisado por su equipo de trabajo (que visiona más de 50 partidos a la semana) de que el Veriña tenía también un portero prometedor que dominaba el juego con los pies, una cualidad fundamental en el fútbol moderno. Dani Martín (Gijón, 1998) impresionó al ojeador del Sporting que decidió hacerle un seguimiento y, a final de temporada, tanto el portero como el atacante se incorporaron a la Escuela de Fútbol de Mareo.

Dani Martín era una apuesta segura de los técnicos que se hizo realidad en la noche del martes, cuando se presentó en sociedad con una actuación estelar que puso El Molinón a sus pies. "Cuando escuché corear mi nombre, se me pusieron los pelos de punta", dice. El nuevo Gatu del Sporting pierde, en la sala de prensa, el enorme descaro que demuestra sobre el césped, como si las preguntas de los medios tuvieran más veneno que los disparos de los delanteros rivales.

El portero gijonés cumple su sexta temporada en el Sporting, al que llegó para jugar como cadete de primer año. Lo que lo hace diferente al resto de porteros, además de sus cualidades innatas, es su buen juego con los pies, que tiene una explicación muy sencilla. "Hasta el primer año de infantil jugaba en el centro del campo. Después se puso los guantes y en una temporada lo fichamos para el Sporting", explica Rogelio García, cuyo primer fichaje como responsable de captación de Mareo fue este portero.

Ya en la escuela, entrenadores de porteros del prestigio de Calleja o de Jorge Sariego pulieron el diamante. Sus virtudes técnicas saltan a la vista: "Una elasticidad enorme, una altísima velocidad de reacción y un nivel muy elevado de progresión", destaca su descubridor. A estas condiciones específicas de su puesto, añade cualidades como "el juego con los pies, la serenidad, la personalidad para mandar en la defensa y una inteligente toma de decisiones". El producto final ha encandilado al sportinguismo.

"Su progresión ha sido meteórica, porque lleva relativamente poco tiempo jugando de portero. Y esto nos da pie a pensar que aún tiene margen de mejora", explica Rogelio García, como portavoz de los entrenadores de Mareo y de un amplio equipo de trabajo.

En el día después de su espectacular puesta en escena en El Molinón, a Dani Martín le abruma el calor de los focos. Es un niño de sólo diecinueve años que ayer se desayunó con su imagen en todas las portadas. "El martes por la mañana no pensaba para nada en que iba a pasar esto", confiesa. Eso fue antes de desplegar su repertorio de paradas. Después, reconoce que le costó "bastante coger el sueño, por la tensión y porque estuve pensando en el partido".

Dani Martín tiene está temporada y otra más de contrato, después de que el Sporting lo incluyera en el programa de becas impulsado por Nico Rodríguez. El Sporting ha establecido contacto hace semanas con su representante, Pepe Mesas, para atar en corto a una de las perlas de Mareo, internacional en todas las categorías inferiores de la selección española. Su cláusula de rescisión es de sólo dos millones de euros y son varios los equipos que, antes incluso de su debut en el Sporting, ya se habían interesado por su situación. A nadie se le escapa que, aún en edad juvenil, fue determinante en el ascenso del filial a Segunda División B.

El discurso del joven guardameta le define como un tipo prudente y moderado. "Fue una actuación normal. Lo que tiene que hacer un portero es parar todas las que pueda y no meter las que van fuera", explica con la naturalidad del que está acostumbrado a pararlo todo. Él mismo se define con sencillez. "Estoy muy tranquilo, voy a seguir como siempre, soy un chico normal y las cosas de fuera no me cambian", puntualiza. Como es lógico todos sus compañeros le felicitaron en el vestuario, lo excepcional es que fueron muchos los rivales que también lo hicieron: "Se me acercaban me daban la enhorabuena por el partido y me preguntaban si de verdad era mi debut y cuántos años tengo", señala.

Al niño que todavía es, se le escapa un sonrisa tímida cuando se le trae a colación el regate con el que se deshizo de la presión de Pere Milla dentro del área. "Son situaciones de partido. No veía claro el golpeo a la derecha, el contrario estaba un poco lejos y me atreví a hacer el regate", comenta en un tono cercano a la disculpa.

Con su debut en El Molinón, Dani Martín cumplió su sueño desde pequeño y, en realidad, "el sueño de cualquier guaje de Gijón y de media Asturias". De rebote hizo feliz a toda su familia. "Cuando llegué a casa, nos dimos un abrazo pero casi no hablamos de fútbol, porque mi padre es entrenador (en el División de Honor del Roces) y no nos gusta hacerlo". Por eso y porque había cosas más importantes: "Mi familia está muy emocionada porque justo se cumple un mes del fallecimiento de mi abuela y fue todo muy emotivo". Cómo le hubiera gustado a esa orgullosa abuela ver a El Molinón rendido a los pies de su nieto.

No lo tiene fácil ahora Paco Herrera para tomar cualquier decisión que suponga apartar a Dani Martín de la portería del Sporting. Incluso en el caso improbable de que Diego Mariño se recupere a tiempo de jugar el sábado. El chaval, de momento, se lo pone fácil. "Si el entrenador decide que vaya con el primer iré y luego ya se verá si juego o no. En caso contrario, jugaré con el filial aquí contra el Izarra", sostiene el portero gijonés.

Con la misma naturalidad, Dani Martín resta importancia a su soberana actuación. "Hay que tener un poco de suerte también y yo la tuve", señala. Por encima de todas, hay una jugada que le persigue: "En el gol, tuve un poco de mala fortuna con el rechace".

Lo que ya nunca podrá olvidar, es esa sensación al abocar el túnel de vestuarios y al saltar al césped de El Molinón. "Cuando entré al túnel de vestuarios se me pasaron los nervios y cuando salí al campo, sentí algo que nunca había sentido". Le ayudaron las últimas palabras de Paco Herrera antes de darle la alternativa y quedar para la historia como el entrenador que hizo debutar al nuevo Gatu del Sporting. "Me dijo que estuviera tranquilo, que había hecho debutar a muchos jugadores jóvenes, que lo habían hecho genial y que yo lo podía hacer mejor", explica. Si Paco Herrera deja algún día los banquillos puede hacer carrera como pronosticador, aunque, como saben todos los técnicos de Mareo, Dani Martín era una apuesta segura.