La cabeza de la cola que dobla la esquina de El Molinón minutos antes de la apertura de las taquillas, refleja la diversidad de la afición del Sporting. Un gijonés, un mierense, un vecino de Feleches (Siero), un leonés residente en Gijón y un francés ocupan la pole. Los cinco han acudido solos, los cinco son abonados del club y en la espera a la apertura de taquillas han confraternizado. Otro aspecto que les une es el rechazo a Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, y su política de horarios. "Tebas le tiene manía al Sporting", espeta Santiago Martín, de Mieres, a la primera oportunidad que se le presenta.

El primero de la fila es el gijonés Luis Fernández al que ayudó madrugar para coger la primera posición. "Llegaría hacia las seis y media", calcula, con la tranquilidad que le da saber que tiene garantizadas las entradas para él y para su hijo que "está en Portugal de vacaciones pero viene para el partido".

Ángel Turrado lleva toda la vida esperando este partido, como para perdérselo. "Nací en León, a los ocho años marché a estudiar a Bilbao y a los 15 me vine a Gijón a trabajar", explica para dejar constancia de lo mucho que le va en juego. Por si acaso, matiza, sin que se le pregunte, "que yo soy del Sporting y, aunque me alegré del ascenso de la Cultural, voy por ver al Sporting". Y avisa de que se quedará una semana en León porque "tengo casa allí".

Es Luis Fernández quien retoma el asunto del horario. "Las directivas no tendrían que permitir estas cosas", señala. Su discurso lo remarca Santiago Durruti que entiende que "tenía que ser el miércoles víspera de festivo".

Unos puestos más atrás, equipados con sus sillas plegables, Fran Menéndez y Yolanda González sonríen felices. Son los únicos felices con el horario: "Trabajo a turnos y el miércoles no hubiera podido ir al partido". Nunca llueve a gusto de todos.