Inició el entrenamiento de la misma forma que terminó el partido en El Molinón: protegido por Scepovic. La resaca del penalti fallado dejó huella ayer en el rostro de Carlos Castro. Menos bromas de las habituales y rostro serio, el de Ujo no sólo recibió el calor de Stefan, también de buena parte de sus compañeros. La rabia que se le intuía en cada acción terminó transformándose en goles. Herrera diseñó un ejercicio destinado a mecanizar movimientos entre sus hombres de ataque. Castro aprovechó las finalizaciones para reivindicar su olfato. En este ensayo, y en el posterior, en el que también vio puerta en un partido realizado en dimensiones reducidas con los jugadores que disputaron menos minutos ante el Sevilla Atlético.

Castro no fue el único delantero en reivindicarse. Viguera también aprovechó la posible baja de Santos para la visita a la Cultural y dejó algún detalle a tener en cuenta por el técnico rojiblanco.