A pesar de su pobre rentabilidad clasificatoria, el empate ante el Huesca tuvo un efecto terapéutico para el Sporting. Los rojiblancos han sabido reinventarse tras las dudas sembradas en el anterior tramo de tres partidos con derrotas en las salidas a Soria y Pamplona y una decepcionante victoria en casa ante el Lorca. Paco Herrera ha conseguido reconstruir a su equipo, cuando a los cimientos del proyecto les entraban temblores. El técnico partió de una vuelta a la seriedad defensiva que se vio recompensada con dos victorias y desembocó en la alegría de la primera hora de juego ante el Huesca. En apenas seis días, el Sporting parece otro.

En una categoría tan apretada como esta Segunda División, no es fácil hilvanar una racha de siete puntos de nueve. Es ritmo de candidato en firme, de equipo serio, que además sólo recibió un gol de penalti, tras una discutible decisión arbitral, en una semana que estuvo cerca de ser fantástica. La próxima visita a la calle del Payaso Fofo, en el barrio de Vallecas, donde Óscar Trejo campa a sus anchas, medirá la estabilidad del camino que parece haber encontrado al fin el Sporting.

Como termómetro de la evolución del Sporting sirve la reacción del público, un síntoma claro de cómo marchan las cosas. Lo primero que llama la atención es que El Molinón parece haber recuperado ese juicio crítico que siempre llevó a gala y que sea había perdido desde la reciente etapa negra dando paso al todo vale. Al sportinguismo no le gustaron las victorias rácanas de su equipo ante Lorca y Sevilla Atlético. La afición del Sporting agradeció más el empate ante el Huesca, al que se llegó tras una hora de buen fútbol. El sportinguismo entiende que por ese camino se llega mucho antes a Primera División. La reconciliación con sus seguidores es la primera gran noticia para el equipo.

Tras la debacle de Pamplona, donde se consumó una caída iniciada en Soria, Paco Herrera dio un paso atrás para coger impulso. El técnico se había declarado culpable de la pérdida de la solidez defensiva rojiblanca por un ambición de mostrar un Sporting valiente. Tras reconocer su error, Paco Herrera volvió a la casilla de salida y recuperó el doble pivote con el que comenzó la temporada en Alcorcón, con Sergio y Álex Bergantiños.

El fútbol se afeó, pero la puntuación se aceleró. El Sporting fue sintiéndose seguro y a medida que Mariño perdía protagonismo, el equipo se fue estirando. El portero gallego ha sido el gran protagonista en este inicio de temporada e incluso ante el Huesca sacó alguna mano prodigiosa. Sus intervenciones, eso sí, se espaciaron. Con eso y con el increíble rendimiento que los rojiblancos sacan de la estrategia diseñada por Ángel Rodríguez (nueve de los catorce goles han llegado tras un balón parado), el Sporting despegó y se ha consolidado en la zona noble de la clasificación.

El broche que siempre le ha faltado al equipo desde la llegada de Paco Herrera ha sido el del buen juego. Mucho más que un elemento decorativo es una fórmula para acercarse al éxito. Lo más parecido que ha mostrado el Sporting hasta ahora fue la primera hora del partido ante el Huesca, en la que los rojiblancos, con una presión y una intensidad muy elevadas, dominaron por completo a un estimable equipo.

Curiosamente, la mejoría en el juego tuvo un premio menor en el marcador. Al Sporting, que había alardeado de su demoledora pegada durante todo el campeonato, le faltó munición para completar el cerco a Remiro. El Sporting abusó del penúltimo pase y apenas amartilló el gatillo para el disparo. Remiro intervino poco para la sensación de peligro que provocaba el Sporting.

La mejoría del equipo se ha trasladado también a la actitud, o quizá lo uno sea consecuencia de lo otro. El equipo parece comprometido, ha recuperado la presión alta y ya gana disputas, cosa que no sucedió ni en Pamplona, ni en Soria, ni en muchas fases de otros partidos. Por supuesto, queda un amplio margen para la mejora, tanto en el juego como en los argumentos. Del Sporting se espera más que ser un mero especialista a balón parado. Vallecas medirá la próxima jornada la solidez de la reconstrucción del Sporting.