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Fondo Norte

Diego Mariño en la noche de los espacios

Tres soberbias paradas del guardameta gallego salvan un punto para un Sporting que no supo gestionar su ventaja

Diego Mariño, el portero del Sporting, salvó con tres enormes paradas un punto para su equipo, que, una vez más, no supo gestionar una ventaja temprana. Desde el minuto cinco de partido los rojiblancos estaban por delante en el marcador frente a un Valladolid que jugó mejor, pero que sólo remató muy al final, en el tranco en el que el guardameta gallego sacó su calidad a pasear por la línea de gol.

Se puede decir en este caso que lo que mal empieza, mal acaba. En el calentamiento se lesionó Sergio Álvarez, lo que obligó a Paco Herrera a hacer más cambios de los previstos en la formación inicial. El cambio más relevante, con todo, fue la presencia de Carmona en el banquillo. Quizá no esté el balear en su mejor momento, parece un lujo dejarlo fuera de la formación titular. Y eso que a los cinco minutos Stefan, con un cabezazo en media plancha, sentenció que estaba en el campo con el gol que daba ventaja a los suyos. La situación ideal porque el Valladolid, un buen equipo con escasa capacidad de remate pese a contar con Mata, el mejor rematador de la categoría, se veía obligado a abrir huecos para buscar el empate. Fue la noche de los espacios, los que dejaba el Sporting, otra vez sin un centro del campo con oficio, y los que dejaba el Valladolid, que se acercaba mucho al área de Mariño pero sin capacidad de remate, al menos en el primer tiempo.

El Sporting, por contra, tuvo oportunidades para resolver en el primer tiempo, pero los defensas violetas llegaron antes a dos balones de gol y en el tercero, en una falta ensayada, Álex Pérez le dio mal a un balón de oro que le mandó Moi Gómez.

Las cosas no cambiaron tras el intermedio, salvo en lo que se refiere a los remates de los visitantes. El Sporting siguió echado atrás, con escasa capacidad de contragolpe, aunque tuvo oportunidades de gol por medio de Santos. Tuvo la gran oportunidad de marcar el segundo Stefan, que se encontró con un balón claro tras despiste defensivo; encaró a Masip, pero dejó que se le echara encima, y remató contra el cuerpo del portero, como hace una semana hizo Santos, en jugada con matices distintos. La ocasión fue un lamento en una grada que empezaba a ponerse nerviosa porque veía lo que podía pasar. Y pasó, que el Valladolid empató en un saque de esquina, a pelota parada, que diría Simeone, y lo que eran tres puntos para seguir pegados a la cabeza se convirtieron en uno, con la cabeza más lejos, aunque no inalcanzable.

En la segunda parte apareció Diego Mariño para demostrar que es mejor portero que el que se ha ido. Salvador Diego Marino de un equipo que no sabe gestionar sus ventajas, tempranas o tardías, que sufre bajones muy claros en los segundos tiempos y que no acaba de ofrecer un partido completo a los suyos, que lo despidieron con quejas.

Lo que empezó mal con la lesión de Sergio Álvarez, mal acabó con los dos puntos perdidos y con la sensación de que el portero fue el salvador.

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