Vive uno de los mejores momentos de su carrera y el Sporting lo está notando. Diego Mariño volvió a erigirse como uno de los protagonistas de la jornada durante el duelo ante el Valladolid. El meta vigués metió dos prodigiosas manos que salvaron al equipo de recibir una derrota por culpa de no haber aprovechado las ocasiones de las que dispusieron mucho antes. La impecable actuación del gallego dio continuidad a una serie de apariciones decisivas para lograr 7 de los 23 puntos de los rojiblancos, casi un tercio de la cifra que le permite estar quinto, en plaza de promoción de ascenso.

Diego Mariño ha tardado un año en alcanzar el estatus por el que vino a Gijón. El meta gallego firmó contrato hasta 2020, pero se encontró con la hegemonía de Cuéllar en su primera campaña en el Sporting y redujo su presencia en Liga a dos partidos, los únicos en los que el emeritense cedió su puesto, por lesión primero, y por sanción, después. Nunca ha ocultado que esperaba tener más oportunidades. En cuanto se cerró la marcha del Pichu, se ha hecho con la titularidad de manera incontestable.

El gran momento de Mariño se percibió desde el inicio, pero comenzó a transformarse en determinante en uno de los partidos de mayor relevancia de la temporada: el primer derbi asturiano en los últimos catorce años. El vigués se creció en El Molinón para intentar mantener la ventaja que había dado el gol de Carmona, al poco de iniciarse el partido. Una gran mano a Toché en la primera parte y otra, tras el descanso, a cabezazo de Carlos Hernández, pospuso el empate azul.

Los guantes de Mariño siguieron dando puntos al siguiente partido en casa, tras ser baja por lesión en Soria, donde el equipo cedió su primera derrota y cayó con estrépito (3-0). El portero rojiblanco detuvo el dominio del Lorca con dos grandes intervenciones ante Manel Martínez y Dani Ojeda. El equipo sacó así el máximo rendimiento al tanto de Rubén García.

El municipal gijonés volvió a ser testigo de otra actuación épica, la que ofreció ante el Huesca. Mariño fue el muro en el que se estrelló el ahora líder de la categoría. Melero, en la primera parte, se topó con una gran mano que frenó un empate que llegó de penalti. Con tablas en el marcador, Vadillo se encontró con el meta rojiblanco, salvador de un punto.

Y llegó la visita a Vallecas. Santos puso por delantero en el marcador al Sporting y el Rayo se vino arriba a los diez minutos con un cabezazo de Velázquez atajado con una espectacular mano abajo. No pudo hacer nada en el empate de Raúl de Tomás, pero Mariño volvió a evidenciar su influencia para sumar fuera. El último ejemplo estuvo el pasado domingo, en el que el duelo en casa ante el Valladolid le convirtió en el principal protagonista. Tras el tanto de Scepovic, el Sporting perdonó otras dos ocasiones muy claras y Mariño salió al rescate. Suyas fueron dos manos espectaculares a remate de cabeza de Borja, ambas, que evitaron la derrota. Capítulo aparte merece lo visto en la visita a Osasuna. Aunque no se lograra sumar, evitó una goleada de escándalo.