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Un Sporting sin patria

Paco Herrera alinea un once sin ningún asturiano y sin ningún jugador que haya pasado por el filial y el equipo pierde así su alma

Pablo Carreño, en una de las imagenes de aficionados emitidas en el descanso por el marcador. J. J.

Con ser estridente, la pitada final perdió intensidad por la gran cantidad de aficionados que abandonaron el campo al no poder aguantar más. Hubo pitos y pañuelos como en las peores tardes, por más que el encargado de la megafonía, Borja Blanco, de largo el mejor del Sporting, salió al cruce. Fue una noche fría, que contagió a la grada, como si la sufridora afición rojiblanca supiera lo que se le venía encima.

En ese ambiente gélido, que alcanzó el cénit de decibelios cuando Herrera decidió prescindir de Carmona, el campo pareció un funeral. Antes incluso de que se confirmase el deceso. Ni siquiera la presencia de Barral animó el cotarro. Cuando el gaditano pidió perdón por anotar el tercer gol de su equipo, el sportinguismo estaba demasiado preocupado como para reaccionar.

Al fiel aficionado rojiblanco le costaba un mundo reconocer a su equipo en aquella alineación sin asturianos, sin un sólo jugador que hubiera pasado por el filial. No es casualidad que al equipo le faltase por completo una seña de identidad propia. Al técnico, que luego quiso agradar con los cambios, le faltó mano izquierda en una alineación en la que tenía fácil cumplir la cuota de producto local con la elección del capitán Canella. Por poner un ejemplo.

El detalle no pasó inadvertido y costará olvidarlo. En varias fases del encuentro se escucharon cánticos reclamando "jugadores de Mareo". Que se intercalaron con otros que pedían más testiculina a los futbolistas rojiblancos.

La decepción fue tan grande que pasaron inadvertidos algunos detalles, como la presencia de una mujer (Guadalupe Porras Ayuso) como asistente de Díaz de Mera en la Grada Este.

Si el inicio del encuentro fue frío, el final fue caliente. Con pitos y pañuelos blancos y varios aficionados reprochándole a Paco Herrera que no se dejase ver en todo el segundo tiempo, en el que no salió de su banquillo. Lo mejor de la noche fue de nuevo la selección musical y la alegría llegó en las imágenes de aficionados emitidas al descanso. Todos delataban con sus sonrisas que la foto era anterior al partido.

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