Si el Sporting llegaba en plena crisis al Miniestadi, enfrente tenía a un equipo que acumulaba la friolera de ocho partidos sin conocer la victoria. Y sin embargo, cuando no se había llegado ni al primer cuarto de hora, Aleñá ya había adelantado al filial blaugrana. Un gol de nuevo en una jugada que serviría de ejemplo en cualquier escuela de fútbol, para mostrar a los niños lo caro que te puede resultar defender pésimamente una segunda jugada. Y ya de paso, se les podría mostrar igualmente el segundo gol del Barça B como error a la hora de trazar la línea de fuera de juego.

Así que con un 2-0 en contra y vistos los precedentes a la hora de remontar resultados adversos, más de un aficionado rojiblanco seguro que decidió cambiar de canal y ahorrarse así el suplicio que sufrieron aquellos que no lo hicieron.

Porque la realidad es que se agotan los calificativos a la hora de tratar de describir lo de "los guajes de Paco". Porque así es como se les denomina en la cuenta oficial de Twitter del Real Sporting; por si alguien no lo sabía. Reír por no llorar.

Está visto que a este Sporting en caída libre y sin red, le da igual cerrar la jornada que abrirla. Así que sólo nos queda a los sportinguistas pensar si es preferible disfrutar de un placentero fin de semana con la familia y amigos y que venga el Sporting a estropeártelo sólo al final, o por el contrario comenzarlo con el ceño fruncido y tener sábado y domingo por delante para enmendar el consiguiente cabreo.

Herrera podrá ahora escudarse si quiere en la multitud de bajas que han golpeado a la plantilla. Pero esto no puede esconder en modo alguno sus continuos cambios de criterio y experimentos de lo más variopinto. Que hoy no tirase del lateral derecho del filial para cubrir la ausencia en ese puesto, no es sino otra piedra más en el muro de las lamentaciones en el que se golpea con la cabeza incrédulo el aficionado sportinguista.

Cada alineación de Herrera es una sorpresa, aunque desgraciadamente ésta resulte ser siempre negativa a la postre. Lo de su insistencia en Viguera pasa por ser un Expediente X. O las oportunidades que se les sigue dando a jugadores como Moi, a los que de no haber visto en la alineación inicial, habría serias dudas sobre su presencia real sobre el campo.

Y ya puestos a poner nombres sobre la mesa, cualquier entrenador que pretenda imponer un mínimo de orden y seriedad en el vestuario, no puede nunca darle como "premio" la titularidad a un jugador que en el último partido calentando en la banda, mostró una actitud pasiva y desafiante con el público. Y que durante la semana, abandona de forma impresentable un acto al que acudía como invitado, únicamente porque en el mismo, un veterano ex jugador del Sporting alude a la necesidad de apoyarse más en la cantera. No todo vale por más que las bajas puedan tentarte a hacer la vista gorda.

Volviendo al desarrollo del partido, el gol de Alex Pérez, con casi todo un segundo tiempo por delante, sirvió tan solo para que el Sporting empujase a su rival, acabando el partido como seguramente debería haberlo sin embargo empezado.

Pero está claro que a perro flaco todo son pulgas y el Sporting hoy por hoy, está más flaco que un galgo. Si bien el galgo al menos corre endiabladamente. No extrañó así el desacierto o la poca fortuna en el remate de Santos que pudo suponer el empate, a diez minutos del final. Un empate que en cualquier caso, no hubiera podido nunca ocultar el naufragio al que Herrera ha llevado a esta plantilla, que partió con vitola de campeón y que ahora mira de reojo a los puestos de descenso.

Por todo ello, si esta misma noche Herrera duerme como entrenador del Sporting, sólo habrá dos explicaciones. Por una parte que el propio técnico catalán quien admite no dar con la tecla, no tiene la gallardía o la honestidad suficiente para entregar los bártulos e irse. Y por otra, que el club no quiere gastar en la indemnización correspondiente lo que tenía pensado emplear para reforzar al equipo en el mercado de invierno, confiando en que con esas llegadas, Herrera aún pueda liderar una reacción, que a cada jornada se antoja más improbable y sobre todo, tardía.

Post Scriptum: la sombra de Sergio con la llegada del crudo invierno, sigue siendo cada vez más alargada.