Miguel Torrecilla es poco amigo de los cambios a mitad del camino. El director deportivo del Sporting es el principal valedor de la continuidad de Paco Herrera en el banquillo a pesar de la crisis de resultados que sitúan al equipo más cerca de la zona de descenso que del objetivo: regresar a Primera División. Lo hace por convicción y estilo. La trayectoria del salmantino muestra que, en los últimos diez años, sólo ha cambiado de entrenador con la temporada iniciada en tres ocasiones. Una de ellas fue, curiosamente, prescindiendo de Herrera en el Celta de Vigo para dar entrada a Abel Resino, en la campaña 2012-13. Fue en contra de su voluntad. La destitución se ejecutó por orden del presidente, Carlos Mouriño. Las otras dos sucedieron el año pasado y desembocaron en su salida del Betis.

El Sporting quiere cerrar filas en torno a Paco Herrera para arañar algo de tranquilidad a una situación que crece en tensión a medida que los pobres resultados conseguidos en el último mes y medio se suceden. El equipo sólo ha podido ganar uno de los últimos nueve partidos y sumar siete de los veintisiete puntos en juego. La calma sólo parece recuperable a base de victorias que ni por propuesta ni capacidad de alternativas se ven próximas. Los rojiblancos apuran para aligerar una enfermería con siete futbolistas: Álex López, Calavera, Lora, Xandao, Sergio, Bergantiños y Rachid. El mercado de invierno, que se abrirá en tres semanas, es otra fuente de recursos para encontrar algún tipo de revulsivo.

Paco Herrera espera que la confianza ciega que tiene en él Miguel Torrecilla sea respetada más allá de lo que suceda este domingo en El Molinón ante el Tenerife. El entrenador rojiblanco espera contar con el margen suficiente para recuperar a los futbolistas importantes que están lesionados y aprovechar algún refuerzo para rearmar al equipo a partir de enero. La teoría del técnico es clara: si se pudo hacer en el inicio de temporada se puede volver a conseguir.

Javier Fernández, presidente del Sporting, es quien tiene la última palabra. El máximo accionista sigue fiel a su propósito de profesionalizar cada área del club y mantener que las decisiones de cada departamento recaigan en su máximo responsable. En este caso, el club mantiene la idea de que si Miguel Torrecilla sigue siendo favorable a la continuidad en el banquillo, el club debe seguir esa línea. La incorporación del nuevo director deportivo este verano se convirtió en la primera gran apuesta para un proyecto que ha llegado a final de año envuelto en dudas. Si Torrecilla no cambia de parecer o Herrera arroja la toalla, el consejo de administración no tiene intención de desautorizar la opinión del máximo responsable del área deportiva.

La situación, por el momento, es distinta a la que Miguel Torrecilla y Paco Herrera vivieron durante la etapa que compartieron en el Celta de Vigo. La fidelidad del salmantino hacia su entrenador se mantuvo, como hasta el momento, y fue el presidente quien finalmente intervino para dar un giro a la mala dinámica de resultados del club celeste. El contexto, en aquella campaña 2012-13, era parecido al actual en cuanto a puntos, pero con un escenario totalmente distinto: Primera División. Se resumía en que los vigueses sólo fueron capaces de ganar un partido de los últimos once disputados en Liga, cosechando un total de seis puntos de treinta y tres posibles. Carlos Mouriño, dirigente celeste, ordenó su destitución tras perder ante el Getafe, cuando el equipo ocupaba el 18º puesto, y estaba a cuatro puntos de la salvación. Le sucedió Abel Resino, que finalmente logró la permanencia.

El aparente deseo de Miguel Torrecilla de dar continuidad a lo que se construyó el pasado verano también cuenta con la mala experiencia que vivió hace apenas un año, en el Betis, donde cambió de entrenador hasta dos veces en una misma temporada. La apuesta por Gustavo Poyet fracasó a las primeras de cambio y su sucesor, Víctor Sánchez del Amo, tampoco acabó de dar los resultados demandados por la directiva y la afición. El final de campaña tuvo a Alexis Trujillo, hombre de la casa, como encargado de ocupar el banquillo mientras que Torrecilla comenzó a preparar su salida de un club en el que no estuvo cómodo en el año en el que permaneció. Fue la etapa más corta de su carrera como director deportivo en un equipo.

Hay varios entrenadores que han marcado la experiencia de Miguel Torrecilla en el fútbol y uno de ellos es Paco Herrera. Él ha sido el técnico con el que ha trabajado más tiempo, un detalle que añade más importancia a su propósito de que sea quien saque adelante el objetivo fijado para su primer año en Gijón. Herrera, además, es de los pocos con los que ha coincidido en dos clubes diferentes. Lo hizo en el Celta y ahora en el Sporting. Otros dos técnicos comparten este detalle: Juan Ignacio Martínez y David Amaral, con los que estuvo en Cartagena y Salamanca, en diferentes etapas. En su currículum figuran otros dos nombres bien conocidos por el sportinguismo: Luis Enrique, el tantas veces deseado, y Javi López, quien ahora ocupa un puesto en la dirección deportiva rojiblanca. "La nota que importa es la nota final", suele subrayar Torrecilla cuando arrecian los malos resultados.