Casi desde el saque inicial, ya se intuyó que el mejor Carmona había acudido a la fiesta. Con el sportinguismo ubicando aún las líneas maestras del dibujo de Baraja, se abrió la barrera y el equipo se desmelenó. Rompió Carmona por la derecha, donde flotó en paralelo a la línea de fondo adornándose con alguna filigrana antes de filtrar un pase para la llegada de Nacho Méndez. El guaje tiró de manual y dibujó un pase de la muerte que se envenenó tras tocar en Camille y llegó a la zona de influencia de Santos, que no se había detenido en su desmarque al primer palo. El uruguayo punteó con la izquierda sorprendiendo a Carlos Abad y la pelota se fue a la red tras picar en el poste.

Con viento a favor el Sporting se aposentó hasta domesticar al rebelde Longo, que intentó rectificar el marcador con dos remates rasos que no comprometieron a Mariño. Era el día de Carmona y en su segunda aparición estelar, el balear filtró un pase con la izquierda que dejó a Isma López en boca de gol. La diagonal del navarro le situó a pie cambiado en situación de remate y no logró embocar su derechazo,

A esas alturas, el sportinguismo se frotaba los ojos viendo a su equipo combinar y dominar la pelota. Sin rifas, sin golpeos en largo y con la obligación de gestionar el juego a través de los centrocampistas. Una buena acción colectiva por la izquierda en la que participaron Nacho Méndez, Canella y Santos, fue resuelto por un toque de distinción de Carmona. El balear picó la pelota con izquierda y superó al portero con una precisa vaselina al alcance de muy pocos en el fútbol de plata.

No se conformó el Sporting, aunque es cierto que se protegió un poco más tras el descanso, quizá también fruto del cansancio. Los rojiblancos siguieron acumulando ocasiones aunque la mayoría llegaban ya a balón parado. Dos remates de Barba se marcharon desviados por poco y uno de Álex Pérez a la cepa obligó a Carlos Abad a hacer la estirada de la tarde.

El Tenerife intentó tímidamente probar a Mariño. Primero lo hizo Malbasic, favorecido por un rechace, aunque su disparo se estrelló en el lateral de la red. El susto del día llegó mediado el segundo tiempo. Víctor Casadesús progresó por la derecha y lanzó un disparo cruzado que acabó en la red, pero no en el marcador. El asistente detectó la posición adelantada de Samuele Longo y la repetición confirmó que el intento de remate del delantero entorpeció la labor de Mariño. Unos minutos después, Acosta, que ya estaba amonestado, dejó a su equipo en inferioridad tras una dura entrada a Nacho Méndez.

Baraja movió entonces el banquillo, repartió minutos y homenajes y los jugadores de refresco también se reivindicaron. Un robo de Castro permitió a Rubén dar un pase que Carmona remató alto de primeras. Más tarde, el Sporting cerraría la goleada tras un taconazo del valenciano al que le hizo los honores Moi Gómez. También ahí acertó Baraja.

El Sporting regresa a la senda de la victoria y recupera la esperanza con un partido serio y contundente, digno de un aspirante al ascenso. Es cierto que queda margen de mejora, pero el primer envite de Rubén Baraja resultó ganador en el marcador y en el corazón de los aficionados que pudieron ver a sus dos mejores delanteros sobre el campo, a Nacho Méndez manejando el equipo con desparpajo y disfrutaron de un Sporting combinativo y ambicioso. No parece que fuera pedir demasiado.