Estaba escrito que ayer era su día, pero nadie esperaba que el portero del Lugo dejase su firma para la historia. Juan Carlos Martín Corral (Guadalajara, 20-1-88) celebró trigésimo cumpleaños con una actuación memorable. Fue, sin lugar a dudas, el hombre del partidos y salió del césped del Anxo Carro felicitado por compañeros y rivales. Juan Carlos sostuvo a su equipo con una actuación memorable, rechazó con paradas de mucho mérito un remate a quemarropa de Isma López y voló para desviar un cañonazo de Álex Bergantiños desde la frontal. Cuando él no alcanzó, buscó la protección del larguero, como en un remate de Carmona que sirvió de prólogo al primer gol lucense. La única forma que tuvo el Sporting de superarlo fue de penalti. A esas alturas, ya se había ganado el sobresaliente por hacer su trabajo con enorme eficacia. La guinda, el cum laude, llegó en el minuto 80. El Lugo sacó un córner y el Sporting despejó en largo intentando estirarse a la contra. Juan Carlos hizo las veces de libre, salió fuera de sus dominios, se perfiló para alejar y el banquillo y, desde una distancia aproximada de setenta metros, improvisó un golpeo memorable. Una parábola perfecta que sorprendió a Mariño y se coló junto al larguero.

"Mentiría si digo que he ido a chutar. Quería meter el balón al área, pero ha salido a portería y he podido marcar", confiesa el portero con una honradez que viene a coronar su gran noche.

"Lo importante es que ganamos los tres puntos", sostiene antes de reconoce que "no sabía ni cómo celebrarlo". El guardameta avisa de que "ha sido algo excepcional".

En la otra cara de la moneda aparece Mariño, el hombre que tantas victorias le ha dado al Sporting en días complicado, que ayer se disculpó al ser consciente de que el gol recibido daría la vuelta al mundo, pero que aún tuvo la elegancia de felicitar a su compañero. Dicen que Juan Carlos se solidarizó con él y hasta se disculpó.