El Sporting se frenó en el Anxo Carro víctima de un Lugo más efectivo que sacó el máximo partido a los errores defensivos de los gijoneses. El conjunto de Baraja se repuso al tempranero tanto lucense para empatar y disfrutar de sus mejores momentos cuando una concesión de Isma López ante Jaime Romero empezó a derrumbarlo todo. Hasta el punto de que su mejor jugador este año, Mariño, cometió un grave error que añadió mérito al gran partido del inesperado goleador: el portero local. Juan Carlos, con un envío colgado desde unos setenta metros, apagó a los gijoneses y a los cerca de dos mil sportinguistas que llenaron el Anxo Carro.

Ser un equipo intenso y agresivo es ser mucho en una categoría como la Segunda División y eso lo disfrutó el Lugo y lo pagó el Sporting. Los gijoneses bajaron una marcha respecto al equipo valiente y aguerrido, el mismo que pareció tener la lección más que aprendida la pasada jornada. Fue suficiente para alimentar a un rival que se encontró con la suerte de que la primera ocasión visitante se estrellara en el larguero y, la siguiente, la suya, terminara dentro. Los de Francisco llevaron el partido a donde les interesó y sobrevivieron con orden, un gran Mario Barco y la inteligencia de Fede Vico para incordiar entre líneas. El Sporting despertó a tiempo pero no lo hizo con la pegada necesaria, ni en el área contraria ni, especialmente, en la propia.

Y eso que el Sporting tenía en el Anxo Carro un tren para recuperar parte del terreno perdido entre noviembre y diciembre. Una victoria hubiera permitido igualar al Lugo en la tabla y meterse de lleno en los puestos de promoción. No se vio esa necesidad en los primeros minutos, donde pareció un equipo más preocupado de conceder lo menos posible incluso después de verse por debajo en el marcador. Rubén Baraja cambió la norma más allá de lo obligatorio. El entrenador del Sporting, que siempre había repetido equipo después de conseguir victoria, introdujo más caras nuevas que la de Juan Rodríguez por el lesionado Calavera en la visita al Anxo Carro. Xandao se estrenó como titular con el Pipo, en lugar de Barba; Canella ocupó el lateral izquierdo, lo que llevó a Isma López actuar como extremo y dejó en el banquillo a Rubén García y Moi Gómez ejerció como mediapunta a costa de sacrificar a un delantero, Castro. Demasiadas variantes después de hacerlo tan bien que ayudaron a no tener tan engrasados los movimientos, ni atrás ni adelante. Se auto traicionó Baraja, constante y poco amigo de las revoluciones desde su llegada, y volvió a aflorar la candidez rojiblanca en determinadas acciones como la rápida contra que montó el Lugo en el primer gol, o la acción en la que Jaime Romero le gana la espalda a Isma López, por no hablar de lo de Mariño y Juan Carlos, el mejor regalo en el día de cumpleaños del portero del Lugo. Que Álex Bergantiños fuera el mejor no es el mejor síntoma para un Sporting con más urgencias de cara al derbi.

El Lugo reivindicó desde el primer minuto que pocos le ganan a intensidad y agresividad sobre el campo. Hizo sentirse incómodo a un Sporting sin tanta decisión como la pasada jornada, a pesar de que en el Anxo Carro sólo se escuchaban los ánimos de la Mareona. La primera ocasión, aún así, cayó del lado visitante. Canella puso desde la izquierda un buen centro que Carmona estrelló en el larguero. El travesaño se quedó tan temblando como el propio conjunto lucense. El que pareció el aviso de que los gijoneses iban en serio, fue la antesala del tanto gallego. El contragolpe del Lugo acabó en una apertura a banda derecha donde Iriome empezaba a trazar el recorte sobre Canella incluso antes de que le llegara el balón. El canario se la echó a la izquierda cuando el de Pola de Laviana acudía a la desesperada para tapar su banda, y cruzó al palo largo haciendo inútil la estirada de Mariño.

El conjunto gijonés tardó unos minutos en reaccionar, pero terminó la primera parte apretando. Lo hizo a través de un Bergantiños cada vez más seguro para sacar el balón, y un Michael Santos que sabe perfectamente a lo que se juega en esta categoría. El uruguayo se fajó con los centrales y tiró desmarques hasta la saciedad para abrir huecos a los demás. Isma López la tuvo en una acción muy parecida a la que supuso el balón al larguero de Carmona, esta vez respondida por Juan Carlos; Álex Pérez estuvo cerca de mandar dentro un doble cabezazo tras saque de esquina y Bergantiños obligó al meta del Lugo a lucirse de nuevo tras empalmar un balón en la frontal que evidenciaba ya la superioridad visitante.

El descanso frenó a un Sporting en alza, pero la entrada de Jony revolucionó el partido. El cangués saltó al campo en el minuto 50 y su sola presencia supuso una amenaza para el Lugo, que reculó para dar paso a los mejores minutos de los gijoneses. Los gijoneses volcaron sus ataques por el extremo izquierdo y empezó a forzar situaciones que desencadenaron el saque de esquina en el que Carmona cayó derribado en un auténtico placaje de rugby de Seoane. El balear no falló desde los once metros y ahí, a falta de más de media hora, el Sporting tuvo la victoria en su mano. No supo aprovecharlo y lo pagó caro.

Jaime Romero, recién incorporado en sustitución de Iriome, sepultó las esperanzas de los sportinguistas que llenaban medio Anxo Carro. Un centro pasado al segundo palo fue suficiente para que el jugador del Lugo le ganara la posición a un relajado Isma López y fusilara a Mariño. Los locales se vinieron arriba y a Baraja le entraron las prisas.

El fútbol del Sporting comenzó a atropellarse y el Pipo se encontró por el camino con la lesión de un entonado Xandao, dando entrada a Nacho Méndez en busca de mejorar el tráfico y dejando a Sergio como central improvisado ante la ausencia de un tercer central en el banquillo, ya que Barba fue el descarte de los 19 desplazados. Añadió leña al fuego el entrenador del Sporting con la presencia de Castro por un Moi Gómez que, otra vez, acabó siendo intrascendente.

En busca de un empate que permitiera salvar los muebles, los rojiblancos acabaron sentenciados por el primer fallo de su portero en toda la temporada. Juan Carlos, el salvador de los lucenses en la primera parte, acabó como ídolo absoluto al pillar adelantado a Mariño y batirle con un envío desde unos setenta metros que acabará convertido en el gol de la jornada.