Esta semana a diferencia de lo que ocurriera en alguna precedente, sí que se ha hablado (y mucho) del rival. Y en el discurso ofrecido por varios jugadores en la sala de prensa de la Escuela de Fútbol de Mareo y en el del propio entrenador, encontramos un mensaje claro y común: prohibido confiarse.

Hacen muy bien futbolistas y cuerpo técnico en afirmar que con el escudo, por mucha historia que éste tenga detrás, no se gana a nadie. Ahora sólo falta que además de decirlo lo demuestren sobre el campo, saliendo desde el primer minuto concentrados y metidos de lleno en el partido. Porque a los colistas a veces los carga el diablo.

Sin embargo, con independencia del lógico respeto que cualquier equipo de esta igualadísima categoría ha de tener por el rival que tiene enfrente, es innegable que sobre el papel, se mire como se mire, este Sporting es muy superior al Lorca. Pero el papel ya se sabe que lo aguanta todo. ¿Lo será el equipo rojiblanco sobre el césped, que a fin de cuentas es de lo que se trata?

Tras la victoria más que convincente lograda la pasada jornada ante el Numancia, es lógico que aunque no se quiera vender la piel del oso antes de cazarlo, una buena parte de la afición sportinguista esté convencida de que después de sólo dos puntos de los últimos veintiuno cosechados lejos de El Molinón, ha de ser ahora o nunca.

Acabar con esa sequía de victorias a domicilio, supondría además una enorme carga de moral en vista del siguiente partido en casa, ante todo un Osasuna. Con indiferencia de que los tres puntos se consigan en Lorca o donde sea, se trata de una vez por todas de romper con una dinámica que en lo psicológico, está afectando al equipo. Y más que lo haría de pinchar en Lorca. Mejor no pensar en ello.

Sobre el once que dispondrá Baraja en el Artés Carrasco, existen algunas dudas. Parece más que probable que finalmente el Pipo se decantará por un trivote en el centro del campo. Lo que ya no está tan claro es quién ocupará el lugar dejado por el sancionado Carmona. Atrás se da como segura la pareja de centrales Barba Guitián y no se esperan cambios en los laterales. Y arriba, en el caso de estar Santos al cien por cien, resulta difícil de imaginar que Baraja optase por reservar al uruguayo (a una tarjeta de la quinta amarilla) en vistas al próximo encuentro. Otra cosa es llegado el caso, si el partido se pusiese francamente de cara.

Viendo la clasificación, con el Sporting a tres puntos de los puestos de playoff, no queda sino ganar y esperar al final de la jornada para ver si se ha conseguido recortar algo con esas posiciones de privilegio. Pero siempre con la idea clara de que la clasificación cuando hay que mirarla de verdad es a final de temporada. Y lo que hagan o dejen de hacer el resto ha de quedar en un segundo plano.

De poco o nada vale que fallen los de adelante, si tú eres incapaz de ganar tu partido ante un colista que acumula diez derrotas consecutivas. Y aunque las rachas estén para romperse (que se lo pregunten al líder Huesca, derrotado en Valladolid tras diez partidos invicto), en este caso no hay excusas que valgan. Es al Sporting al que le toca romper la suya. Es en Lorca o nunca.

Post Scriptum: ¿tendrá su influencia el resultado de Lorca de cara a los precios de las entradas frente a Osasuna, de viernes a las nueve de la noche? ¿O están ya decididos?