A la frustración de no poder con el colista, se añade la de haber desperdiciado otro penalti. El Sporting se topó en Lorca con la cruel realidad de un equipo que tendrá problemas para meterse en los puestos de promoción si continúa con esta línea. La pena máxima marrada en el Artés Carrasco fue la quinta en siete intentos, aunque sólo dos de ellos tuvieron transcendencia directa en términos clasificatorios. La fallada por Santos ante el Zaragoza a cuatro minutos del final, que hubiera supuesto el empate, y la de Jony ante Dorronsoro del pasado sábado, que pudiera haber significado el triunfo. Entre uno y otro, tres puntos que situarían al equipo séptimo, a un punto de la zona de privilegio.

La realidad del Sporting es más cruel todavía si se tiene en cuenta que, ni marcando los siete penaltis que ha tenido a su disposición, le alcanzaría para meterse entre los seis primeros. Es un añadido más a la apurada situación de un recién descendido que asumió el objetivo de regresar a Primera desde antes de iniciarse la pretemporada y que, poco a poco, va resignándose a ir conquistando pequeñas metas como la de volver a figurar en la zona de promoción. El problema es que esas conquistas que incentivarían la remontada llevan ya semanas en espera. Casi tanto como los más de cuatro meses que los gijoneses acumulan sin ganar a domicilio.

Jony asumió el reto de romper, por partida doble, con los miedos del Sporting. El cangués quiso tomar la responsabilidad de lanzar el penalti cometido por Digard sobre Nano Mesa para acabar con la sequía de triunfos a domicilio y, a la vez, despejar las dudas que parecen surgir en el equipo cuando el balón está sobre los once metros. En el campo no estaba el último que convirtió una pena máxima, Carmona, que cumplió partido de sanción. Sí estaba jugando, en cambio, Michael Santos, que había hecho gol en la visita al Nàstic, pero erró en su último intento, el decisivo lanzamiento ante el Zaragoza que pudo dar el empate. Jony eligió el costado izquierdo de Dorronsoro, a media altura, y se encontró con las manos del meta. Cinco jugadores han asumido la tarea de lanzar penaltis hasta el momento. A los nombres de Carmona -que también se topó con Dorronsoro en el duelo de la primera vuelta-, Santos y Jony hay que unir los de Scepovic y Castro. Estos dos últimos tampoco consiguieron hacer gol y lo intentaron en un mismo partido, fue ante el Sevilla Atlético, el siguiente rival fuera de los gijoneses.

Cuesta imaginar ahora quién será el responsable de lanzar los penaltis la próxima vez, aunque hay datos curiosos como comprobar que entre los 16 goles que lleva Jony en el primer equipo del Sporting, ninguno ha sido mediante una especialidad cultivada en el filial. El cangués hizo dos en la campaña en la que ejerció de líder del Sporting B, ante el mismo rival, el Zamora. Los repartió entre la primera y la segunda vuelta. En todo caso, ni los penaltis servirían para estar dentro del objetivo, ni alcanzan como excusa de los problemas que arrastra el equipo. Tres puntos de los últimos veinticuatro posibles a domicilio y las pocas ocasiones generadas ante el colista son datos más preocupantes.