En estos últimos días donde la lluvia está siendo protagonista en lo climatológico, para explicar por qué el empate obtenido en Lorca supo a derrota en buena parte de la afición rojiblanca, podría recurrirse al símil de que llovía sobre mojado. El sportinguismo no entiende cómo un equipo que aspira como único objetivo al ascenso, sigue tropezando una y otra vez en la misma piedra. Y menos cuando la ocasión para esquivar esa piedra se presentaba tan favorable como a priori era el encuentro ante el Lorca.

Pero ya se habían encargado de avisarlo los propios jugadores: sólo con el escudo no se vence a nadie. ¡Y vaya si lo demostraron! Por este motivo el partido ante el Osasuna, se presenta casi como una cuestión de orgullo.

Si hay algo que el sportinguismo no perdona de ningún modo es la falta de actitud. Es lo mínimo que exige en estos tiempos. Hace años esta misma afición, crítica como pocas, hubiese pedido más que esa mera predisposición y respeto hacia el escudo. En aquellos tiempos que ahora parecen tan lejanos, la actitud se daba por supuesta y lo que no se perdonaba era la ineptitud. Que se lo pregunten a los socios más veteranos.

Ha sido esta una semana donde precisamente desde el club se ha homenajeado a sus nuevos socios de honor (aquellos que cumplen 50 temporadas consecutivas como abonados), haciéndoles entrega de la correspondiente insignia conmemorativa. Merecidísimo reconocimiento al fiel seguidor sportinguista, a quien no es que se le mime precisamente en exceso por parte del Real Sporting (Sociedad Anónima Deportiva para desgracia de todos los sportinguistas).

Del discurso del presidente de la entidad pronunciado en dicho acto, llaman poderosamente la atención unas palabras: las que se refirieron a la satisfacción que manifestaba ante los presentes, por poder al fin disfrutar de una "tranquilidad económica real, sin artificios". La pregunta es evidente: ¿cuáles fueron aquellos artificios y quiénes sus responsables?

Volviendo al partido de este viernes, donde nuevamente se ha recurrido a bajar los precios de las entradas al público (así mima por ejemplo el club a sus socios), el equipo de Baraja tiene ante sí el reto de encadenar seis victorias consecutivas en El Molinón. Unos números que para sí quisieran otros equipos de los que se encuentran inmersos en la lucha por el ascenso. Sin ir más lejos el propio Osasuna.

Y es que el conjunto navarro ha cimentando buena parte de su buena situación clasificatoria en sus desplazamientos fuera de El Sadar. De tal modo que es junto al Nástic el mejor equipo visitante, sumando hasta seis victorias a domicilio de los trece partidos disputados fuera de casa. Para ello, ha sido también fundamental su eficacia defensiva, como demuestran los apenas seis goles que llevan encajados sumando todos esos encuentros.

Será misión de Baraja y de sus jugadores el encontrar el modo con el que doblegar a los rojillos. Con la vuelta de Carmona tras su partido de sanción y la más que posible disponibilidad de Nano Mesa, lo más probable es que el Pipo vuelva a su 4-4-2, siendo el jugador canario pareja de Santos en el ataque. Más dudas puede haber sobre la pareja de centrocampistas. En bandas, el mencionado Carmona y Jony deberían ser de la partida. Y en defensa no es presumible que haya sorpresas. Donde pudiera haberlas (o no, según se mire) es en la convocatoria. ¿Volverá a quedarse fuera de ella Carlos Castro? ¿Será Viguera en esta ocasión el damnificado?

Post Scriptum: las declaraciones de Jony a Radio Marca Asturias han causado el consiguiente revuelo en las redes sociales. No por sabidas y conocidas, quizás deberían haberse tratado de evitar en un momento tan crucial de la temporada como este. Y la responsabilidad de que no haya sido así no hay que buscarla únicamente en el jugador.