Al poco de conocerse el fallecimiento de Enrique Castro "Quini" ya se produjo el movimiento: un seguidor sportinguista inició una recogida de firmas para modificar el nombre del estadio de El Molinón y añadirle el del mítico delantero.

Esta misma mañana, el Ayuntamiento de Gijón ha escuchado la petición, convertida ya en un clamor popular. El Estadio se llamará Estadio de El Molinón Enrique Castro Quini a petición de todos los grupos políticos.

LA NUEVA ESPAÑA se sumó desde un principio a la campaña como refleja este artículo del subdirector Gonzalo M. Peón publicado hoy en nuestro periódico.

"Quini debería dar nombre a El Molinón"

Mis primeros recuerdos del Sporting van asociados a Quini. Fue el primer futbolista del que oí hablar cuando era un guaje que apenas tenía fuerzas para golpear el balón. Pocos años después ya era mi ídolo cuando me colocaba tras la puerta de los goles apoyado en una de las barandillas del vomitorio de Fondo Norte, de puntillas para que los adultos no me impidiesen ver sus goles. Aunque en alguna ocasión, cuando el rival nos obligaba a jugar en la segunda parte contra el Fondo Sur, al descanso me cambiaba de grada (en aquella época se podía). Así le vi de cerca batir por dos veces en el descuento al grandísimo Iríbar, "el Chopo", en uno de los finales de partido más trepidantes que recuerdo. Yo estaba en primera fila, tras la portería, y puedo jurar que aquel Iríbar en retirada impresionaba más que cualquiera de las grandes estrellas del fútbol actual. El recuerdo de aquel gigante recogiendo el balón de la red tras los goles de Quini me acompañará siempre.

En aquella época, como miles de sportinguistas, maldije una y mil veces a Kubala, cada vez que llevaba a la selección nacional a cualquier jugador del Real Madrid por delante de Quini, culpable de no pertenecer al equipo blanco. Decían que un tal Santillana remataba mejor de cabeza. Pero Quini siempre metía más goles y lograba el "Pichichi", a pesar de no jugar con el poderoso club madrileño, incluso cuando el Sporting luchaba por no bajar.

Años después, desde la grada del Vicente Calderón, lloré sus goles con el Barcelona que impidieron que el Sporting se hiciese con la Copa del Rey, viví con el alma en vilo su secuestro y celebré su regreso para despedirse metiendo goles con la camiseta rojiblanca.

Su presencia en el palco de El Molinón garantizaba la continuidad de aquel Sporting que destrozaba a los más grandes y que hoy hubiese deslumbrado en la Liga de Campeones. Ahora Quini debe continuar con nosotros en El Molinón. Después de más de cien años, el viejo campo gijonés debería cambiar su nombre para llevar el de nuestro gran goleador. Campo de fútbol Enrique Castro, Quini.