Hace algo más de 40 años que nacía en Gijón la primera agrupación de futboleros dispuestos a honrar el nombre de Quini. Y hace menos de un lustro se formaba la cuarta y última. Cuatro décadas de distancia y un mismo hilo conductor: la pasión por un mito del fútbol español, con el que los peñistas de Gijón, Siero y Barcelona tuvieron un doble privilegio: disfrutarle en el campo y a mesa puesta. Ahora se sienten más húerfanos.

En el restaurante La Zamorana hay un rincón reservado a Quini. Del que se apropió la peña que lleva su nombre. Manuel Méndez es el presidente y el propietario, junto a su hermano, del restaurante al que el Brujo acudía asiduamente, junto a su mujer, Marinieves. "Le encantaba el pote asturiano. Era, además, persona de plato único. Un principal. Ni gustaba de aperitivo, ni de segundo. De postre, siempre pedía el biscuit de higos y para finalizar, café con leche", detalla. En cuanto a los caldos, era amante del buen vino, especialmente de uno en particular. "Le encantaba el blanco Viña Esmeralda. Después, tras su enfermedad, fue más habitual verle beber un poco de Rioja", explica.

La peña sportinguista Quini se fundó, oficialmente, en 1979, pero desde dos años antes ya estaba en funcionamiento. "Fuimos un día a Mareo, a proponérselo al Brujo, a ver qué le parecía la idea. De aquella todavía funcionaba otra que estaba dedicada a los Hermanos Castro. A Quini le encantó tener la suya", recuerdan Manuel Méndez, presidente de la peña; Alfredo Medina, tesorero; José Luis Espina y José María Peñalba, cuatro de los pilares de este colectivo. "El acto de inauguración fue grandioso. Vino la gran mayoría de la plantilla de aquel gran Sporting. Hasta estuvo presente Manuel Vega-Arango. Tampoco faltaron quisquillas, jamón y cigalas?", afirman.

Rememoran con nostalgia cómo hace unos años, cuando Quini acababa de superar el cáncer, cumplió la promesa de acudir junto a ellos a Covadonga para rendir su particular ofrenda a la Santina. "Acabó sacando a la Virgen a hombros, con nosotros", señalan sobre aquella visita con motivo de la celebración de la Novena. "Contagiaba alegría en todo lo que hacía", señala Medina, que no olvida que siempre fue una persona que se prestó a ayudar en lo que sea. "Se preocupaba por ti y por la familia, y hasta echaba un cable si algún día querías viajar a ver al Sporting y te quedabas sin entrada. Un fenómeno", detalla. "Vamos a echar mucho de menos su socarronería, especialmente con el páter, Fueyo", concluyen, ya que el capellán rojiblanco era, junto al Brujo, un fijo en las habituales tres comidas que celebra la peña a lo largo de la temporada. La siguiente tendrá que ser sin Quinín.

En todas ellas las peñas se rezuma tristeza por la muerte de su ídolo. "Quini era la persona más representativa del Sporting y por eso quisimos que nuestra peña, El Brujo, fuera en su homenaje", explica Joaquín Fernández el presidente de esta agrupación con sede en Pola de Siero, una de las cuatro que le disfrutaron. La sierense se fundó en 2008 y en la actualidad supera los 20 miembros. Quini asistió a su inauguración en la que también estuvo Manolo Preciado. Desde entonces el contacto era frecuente, "todavía estuve en Mareo hace dos semanas para que me firmase un balón y una camiseta", recuerda Joaquín Fernández, quien también solía pasarse por la escuela rojiblanca para llevarle callos: "le gustaban mucho unos que hace un amigo y cuando los hace se los solía llevar". Esta peña tiene el honor de haber logrado que Quini superarse su proverbial miedo a volar y con ellos se subió a un globo coincidiendo con un aniversario del Condal. "Nos enteramos muy rápido por wasap, todavía no lo tengo asimilado, no me lo puedo creer", reconoce el peñista sobre el fallecimiento de Quini. También impactados están el medio centenar de socios de la peña Enrique Castro, de Barcelona, fundada en 2013 por un grupo de estudiantes y jóvenes desplazados a la capital condal por motivos de trabajo. "Ahora hay también algunos catalanes", señala Daniel Fernández, el presidente. "Decidimos poner su nombre porque era un icono del sportinguismo y porque aquí también era muy querido". La última vez que estuvieron con él fue esta misma temporada cuando el Sporting jugó contra el filial del Barcelona. "Siempre que juega por Cataluña o cerca como Aragón o Valencia vamos a los partidos y también nos acercamos al hotel, y Quini siempre nos atendía" recuerda Fernández. Como muchos otros, los componentes de la peña se enteraron de su muerte "muy rápido a través de wasap, quedamos impactados porque nadie esperaba una cosa así". Conocedores de que el Barcelona realizará un homenaje al delantero antes del partido de la próxima jornada ante el Atlético de Madrid, ya se han puesto en contacto con el club por si hubiera manera de participar de alguna manera.

La peña Siete Pichichis tiene la sede más cercana al domicilio de Quini, en La Calzada. Fundada en 2009 pasó por tiempo mejores y ahora cuenta con una decena de miembros. Quini era su socio de honor "y nunca fallaba en la cena de aniversario" comenta su presidente Goyo Gonzalo: "ha sido un palo muy gordo; además era vecino del barrio y le veíamos a menudo".