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"Quini era un superhéroe de andar por casa"

Sociólogos e historiadores ven en la humildad del futbolista la clave de su carisma entre los aficionados

Una pancarta de Quini en El Molinón, durante su funeral. JUAN PLAZA

Un hombre normal que hizo cosas extraordinarias sin perder por ello su humildad y su cercanía. Esta es, a juicio de sociólogos, historiadores y periodistas que han profundizado en la biografía de Enrique Castro, "Quini", la clave de su inmensa popularidad entre los aficionados. Una veneración que desborda límites geográficos y barreras generacionales, y que creció en un contexto, el del posfranquismo y la transición, determinante para su identificación como genuino héroe obrero.

"Quini llegó a ser algo más siendo algo menos", sostiene el historiador asturiano Juan Carlos de la Madrid, autor de "Una patria posible. Fútbol y nacionalismo en España". "Es una especie de superhéroe de andar por casa", continúa, "pero con la salvedad de que los superhéroes tienen una vertiente esquizofrénica porque tienen dos vidas: Clark Kent y Supermán. Pero Quini no: Quini era Clark Kent y Supermán en la misma persona".

De la Madrid incide en esa normalidad de Quini y en su apego a las raíces: "Conozco a varios que jugaron con él en el mítico Bosco de Ensidesa. Esa gente tuvo vidas normales, se reunían todos los años en Avilés a cenar y Quini seguía siendo uno de ellos". Una humildad que el exfutbolista conjugaba con una asturianía insobornable: "Era más de la tierra que nadie, una especie de Frankenstein de asturianía nacido en Oviedo, criado en Avilés y que triunfó en Gijón. Pero además, concentraba todos los tópicos que los asturianos tenemos de nosotros mismos: noblón, coñón, buenón, trabajador, con naturalidad. Y así hasta el final: honrado como héroe en Gijón, en una ocasión nunca vista, y descansando para siempre en Avilés. Y a nadie le extraña ni una cosa ni la otra".

El periodista Miguel Mena, autor de la novela "Días sin tregua", que ficcionaliza el secuestro del futbolista, incide en el encaje del deportista en su época: "Para toda una generación, Quini era futbolísticamente un mito. Pero además está el tema de su secuestro, en un momento crítico: fue pocos días después del 23-F, en un clima de violencia, con ETA matando todas las semanas... había mucha incertidumbre. En ese contexto llega el secuestro, esos 25 días. Y después, Quini perdonó a sus secuestradores, lo que llevó al presidente del Barça a enfadarse con él, porque consideraba que habían perdido la Liga por el secuestro. Por eso, Quini es en cierta manera el espíritu de la reconciliación".

Para Mena, esa bondad de Quini es lo que le permite conectar, incluso, con generaciones que no le han visto jugar: "Él trasciende por esa imagen de buena persona, del hombre que ha sufrido. Yo ahora lo compararía con Iniesta: caía bien a todo el mundo, era querido en toda España".

Álvaro Rodríguez Díaz, profesor de Sociología de la Universidad de Sevilla y autor de "El deporte en la construcción del espacio social", incluye otro elemento en la ecuación, igualmente relevante: los orígenes humildes. "Estamos en un contexto en el que empiezan a venir estrellas extranjeras, como Cruyff o Maradona, y un chaval que es hijo de obreros, que hace su trabajo, que es futbolista del Endesa y quiere ser soldador como su padre, se convierte en un referente y gana siete 'pichichis'. Y lo hace de manera natural, como antes Ocaña en ciclismo o Urtain en boxeo: gente que venía de la base. Pero el caso de Quini es diferente por el carácter que tenía, por su humildad. Muy pocos goleadores han sido gente de verdad recatada", explica.

Rodríguez Díaz, de raíces asturianas, incide además que el aficionado, y más el de la región, valoraba el pundonor de Quini: "Más que su talento, se le admiraba por esfuerzo, por su sacrificio. Era de la clase trabajadora y tenía esa humildad que hasta le sorprendía que la gente le tuviera como ídolo. Y luego pasa que su imagen no se rompió, como Juanele o Julio Alberto, ni se olvidó, como Santillana: él siguió vinculado al fútbol. Y todas esas cualidades, en un caso de muerte prematura e inesperada como la suya, se subrayan aún más".

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