La consigna era clara antes de comenzar a rodar el balón: había que ganar sí o sí para poder brindarle la victoria al Brujo. Y a poder ser, ofreciéndole un espectáculo digno de su memoria. La sensación que deja el partido es que se logró lo primero pero se estuvo muy lejos, enormemente lejos, de conseguir lo segundo.

Volvía al Sporting a enfrentarse con esos fantasmas que se le aparecen cada vez que juega fuera de su estadio. Al ambiente gélido en las gradas por la escasísima presencia de público (con un centenar aproximado de rojiblancos, que se hacían oír más que los locales), se unió primero un fuerte viento que dificultaba el juego y después una lluvia torrencial que pareció helar definitivamente el juego y las ideas de los rojiblancos.

Y es que si la primera parte fue muy pobre en lo futbolístico, la segunda fue peor aún. Con unos últimos minutos de sufrimiento que nunca deberían haberse permitido. Cierto que en ese sentido, los cambios realizados tampoco ayudaron. Pero es que tampoco había mejor pólvora a la que recurrir.

El mejor resumen que se podría hacer del partido es que fue un calco de lo que se vio y vivió en Lorca. Con la única salvedad de que en la primera parte se logró perforar la portería rival en una de las pocas llegadas del Sporting. Y no fue por la banda de Jony, sino por la contraria; con un centro al área pequeña de Calavera, al que Rubén García, a placer, no hizo ascos. La dedicación del gol estaba clara. La pena es que después de ésta, no se lo pudieron ofrecer más nuestro eterno Quini.

Con un juego ramplón y con infinidad de saques de esquinas perdidos en la nada se llegó al descanso, con la sensación de que en la segunda parte, las cosas necesariamente habrían de ir a mejor. No fue así, sino todo lo contrario.

El filial del Sevilla nunca se dio por vencido y ya con el fuerte viento a favor, buscó en éste a su mejor aliado. Sin embargo, el Sporting tenía al suyo propio en el cielo: el Brujo. No se puede entender de otra manera el que el equipo de Baraja haya logrado finalmente llevarse los tres puntos en un partido, que en cualquier otra circunstancia, hubiese acabado con un sino muy distinto.

Tras esta victoria, el Sporting vuelve a colarse en los puestos que dan acceso a los playoffs. Pero esto no deja de ser algo meramente anecdótico, cuando quedan tantos partidos por delante. Y sobre todo cuando tras lo visto hoy, se confirma la enorme dificultad que tiene este equipo para imponerse a domicilio. Con esta endeblez lejos de El Molinón Enrique Castro Quini, se hace difícil de creer que se pudiesen superar dos eliminatorias para lograr el ascenso.

Pero ya habrá tiempo para pensar en ello si se da el caso. Ahora, como siempre que se logra un buen resultado fuera de casa, lo importante es hacerlo aún más bueno en el siguiente partido delante de tu afición. De nada servirían los tres puntos que nos han llovido del cielo en Sevilla, si en el próximo encuentro ante la Cultural, no se suman esos mismos puntos.

Post Scriptum: a la victoria del filial que mantiene el liderato de la categoría, se unió la del juvenil de División de Honor en el derbi, imponiéndose en Mareo por 2-0 a los azules. ¿Hay o no hay futuro en la cantera de Mareo? Lo que hay quizás es que creer más. Quienes tienen que hacerlo.