Jony fue el mejor futbolista del partido, pero no hay debate sobre el gran protagonista del día. Ayer más que nunca, todo fue por Quini. Siempre va a ser por Quini. El sportinguismo quizá se haya quedado huérfano, pero puede sentirse orgulloso de honrar a un ídolo de dimensión mundial. Quini sembró cariño y su familia (la sanguínea y la rojiblanca) recibe ahora toneladas de cariño. El Molinón estrenó ayer el nombre del ídolo y le rindió un emotivo homenaje que tendrá continuidad en el partido ante el Rayo Vallecano, equipo al que El Brujo le hizo seguramente su mejor gol. Lo que es mucho decir.

Fue la cálida voz de Borja Blanco, el speaker de El Molinón, la que dio inicio a la liturgia varios minutos antes de las seis de la tarde. Mientras repasaba las alineaciones, los chavales del Sporting que hacen de recogepelotas desplegaban una gran lona que depositaron en el centro del campo. "Siempre Quini", era el gran mensaje bajo una foto del "Pichichi", con el brazalete de capitán, celebrando un gol con la mirada y las manos al cielo. El escudo del Sporting y un crespón de luto completaban la gigantesca lámina.

Fue ahí cuando entró en escena Pablo. Acompañado por su madre, Lorena, el nieto de Quini realizó el saque de honor y provocó el primer gran estallido del campo. Una ovación atronadora, veinticinco mil almas en pie y un solo grito: "Ahora, Quini, ahora". Ahora y siempre.

No hubo más aviso que el pitido del árbitro para que El Molinón se quedase sin voz. Fue el minuto de silencio más largo, más solemne que se recuerda. No sonaron esta vez, como ya se había avisado, las notas de la Marcha de Antón el Neñu. El Molinón presentaba una estampa impresionante. Silencio absoluto, las bufandas al cielo y en algunas zonas de la grada homenajes particulares con cartulinas con el rostro de Quini y números 9.

Al silencio le sucedió otro estruendo. "Ahora. Quini, ahora". Ahora y siempre. Desde el fondo sur, "Ultra Boys" lanzaba otros mensajes: "No te olvidaré jamás" y la nueva versión de "Nosotros te queremos, Brujo va por ti".

Cuando el balón comenzó a rodar, el fútbol no consiguió el protagonismo. El campo entero seguía pendiente del cronómetro del marcador electrónico. Y así llegó el minuto 9 y el campo atronó de nuevo con más fuerza que nunca: "Ahora, Quini, ahora". Ahora y siempre.

Por un momento, el fútbol cobró interés. Había ganas por ver quién le dedicaba el primer gol a El Brujo en el estadio que ya lleva su nombre. Como si lo hubiera elegido el propio Quini, el honor le correspondió a Jony, un tipo de palabra que parece decidido a cumplir la promesa que le hizo a Quini a su regreso a Gijón. Y los goles se fueron sucediendo con continuas dedicatorias al cielo. Y en cada gol, la grada bramaba el "Ahora, Quini, ahora". Ahora y siempre.

La afición de la Cultural tuvo un comportamiento ejemplar y colaboró activamente en el homenaje a El Brujo, granjeándose así el cariño del sportinguismo y reafirmando el hermanamiento entre las dos hinchadas. Al descanso, la familia de Quini recibió en el antepalco de honor el homenaje del Ayuntamiento de León y de las peñas de la Cultural. Quini era tan grande que nadie quiere faltar en su homenaje. El tributo no se terminó anoche. Quini no puede caer en el olvido. Ahora y siempre.