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El carrilero que tiene el gusanillo de entrenar

Dorado, jugador rojiblanco durante cuatro cursos, vive en Mallorca y dirige tres parques infantiles de ocio

Dorado pelea un balón ante el jugador del Ciudad de Murcia Kome en 2005. ISAAC RUBIO

Criado en la cantera del Real Madrid, Dorado llegó incluso a formar parte de la plantilla que ganó la octava Copa de Europa merengue en París en el año 2000 ante el Valencia. La prima que se ganó por el título le hizo, pese a tener sólo 23 años, pensar en su futuro. Y asesorado por su familia comenzó a invertir. El importante pellizco económico que recibió del club blanco sentó las bases de la empresa familiar que tiene dedicada a la construcción y al transporte, que este año cumple ya 18 años. "En mi casa me asesoraban bastante bien y me hicieron ver que debía mirar por el futuro y que la vida del futbolista es corta y se acaba", explica Dorado, jugador rojiblanco cuatro temporadas a principios de este siglo, y que en la actualidad cuenta también con un negocio con tres parques infantiles.

Lateral izquierdo con recorrido, su paso por el Sporting se resume en 146 partidos repartidos en cuatro temporadas en dos etapas distintas. La primera fue cuando llegó cedido en el curso 2001-2002, y la segunda desde 2003 a 2006, tras un paso intermedio por el Rayo Vallecano. "Tengo un muy buen recuerdo de mi paso por Gijón. Fueron mis mejores años como futbolista, estaba en mi momento dulce, era un jugador maduro, y me sentía muy querido por cada entrenador, tenía el cariño de la afición y jugaba con mucha confianza", rememora.

Dorado fue uno de los futbolistas rojiblancos que se quedaron en 2004 con la miel en los labios por no lograr el ascenso a Primera. "Nos pilló a todos muy verdes, nos encontramos con una situación que ninguno la supimos gestionar. Tuvimos una gran ventaja, quizás nos creímos ya de Primera, y nos descentramos en medio de un ambiente lógico de euforia entre la afición", recuerda el futbolista de Talavera de la Reina (Toledo). "Hasta a Marcelino, que es el mejor entrenador que he tenido nunca, le pilló algo verde la situación", subraya.

Tras dejar el Madrid en el año 2000 jugó en el Salamanca, antes de recalar en Gijón. Dorado también estuvo en las filas del Rayo y el Mallorca, club en el que jugó tres campañas tras dejar el Sporting y en el que se retiró en 2009 tras un año en blanco sin jugar. Pero en 2011 regresó para jugar en el Atlético Baleares. "Jugaba con los veteranos del Mallorca y me llamaron para que hiciese una prueba en pretemporada y seguí. Fue un año muy bonito, en el que actué casi más de segundo entrenador que de jugador. Logramos el primer puesto del grupo en Segunda B a falta de siete jornadas y estuvimos a un solo minuto de subir a Segunda", señala.

En 2012, tras dejar el fútbol, retomó en exclusiva la actividad en la empresa familiar dedicada a la construcción, en un momento complicado. "La crisis hizo mucho daño, pero nosotros, al ser una empresa familiar, y al ir poco a poco, salimos adelante", señala. Y además abrió otra línea de negocio con tres parques infantiles, repartidos entre Palma de Mallorca y su Talavera natal. "En el último tenemos hasta una pista de fútbol con castillos hinchables", detalla.

Su vida ahora se centra en el mundo de los negocios, pero poco a poco Dorado vuelve abrirle la puerta a un retorno al fútbol en otros ámbitos. "Ayudo algunos días al entrenador del equipo de mi hijo de 14 años, y los padres les gusta cómo lo hago y la forma que tengo de transmitir mi experiencia, y me animan a que me saque el título", comenta Dorado antes de añadir que le está "entrando el gusanillo". "Mi hijo pequeño tiene cuatro años y quiero pasar tiempo junto a él. Pero supongo que poco a poco volveré a entrar de lleno en el fútbol".

En 2006 tras irse de Gijón para jugar en el Mallorca se afincó en la isla, pero nunca ha dejado de seguir a su Sporting, al que ve luchando por el ascenso directo. "El equipo ha pegado un cambio, se dio cuenta el equipo que es un gran bloque y que tienen que ir todos juntos, y la llegada de Baraja se ha notado. Hay una confianza que antes no se tenía y veo al equipo al menos en play-off, aunque confío en el ascenso directo", reflexiona Dorado.

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