Sin Santos ni Sergio, la ´doble S´ que podríamos denominar en este Sporting de Baraja, tendrá el equipo rojiblanco que apañárselas con su míster a la cabeza (cabeza pensante en este caso), para sacar adelante el partido que el próximo domingo habrá de medirle ante un Reus, que podría decirse que llega en tierra de nadie y más o menos con los deberes hechos. Más o menos sólo, pues ya se ha demostrado por activa y por pasiva en esta Liga123 que lo que hoy es blanco mañana puede ser negro.

Se tratará así de lograr el "más difícil todavía", como si del circo se tratara este mundo del fútbol, donde ciertamente en ocasiones asistimos a espectáculos más circenses que deportivos. Y es que de lo que estamos hablando es de lograr la que sería séptima victoria consecutiva en liga y la novena en los últimos partidos disputados en El Molinón Enrique Castro ´Quini´. Y hacerlo además sin dos de los pilares básicos de esta plantilla y del once titular del ´Pipo´.

De decir que no será fácil ya se ha encargado el propio entrenador sportinguista, quien lleva trabajando muy especialmente el aspecto psicológico en sus jugadores, para que nadie se duerma en los laureles ni en el mar de halagos que llegan desde todas partes. Hasta de tierras muy cercanas.

El optimismo que se respira en el sportinguismo es del todo lógico, pero también hay quienes sufren incluso más en una situación como la presente, que cuando se trataba de conseguir aquello que se denominaba la ´remontadona´.

Es una especie de miedo a las alturas o a que pueda pasar algo que ponga fin a este romance que mantiene el Sporting con la victoria. En ese sentido, a alguno ese intrascendente gol encajado en el tiempo de descuento ante el Almería le supo a aceite de ricino como al propio Mariño. Nadie quiere ni mentar el que ese gol (que no debería haber subido al marcador), pueda ser una especie de señal de mal fario. Supersticiones las justas y siempre a favor. "Santina, Santina, que me quede como estoy", rezan los más fervientes creyentes.

Al final, lo que le ocurre a esos sportinguistas que quisieran que hoy mismo se acabara la temporada, es lo que le sucede por ejemplo a los seguidores de motociclismo cuando su piloto va en cabeza. Desean que cuanto antes éste pase por debajo de la bandera a cuadros, mientras cruzan los dedos para que no se vaya por los suelos en un resbalón inoportuno, o que nadie desde atrás logre superarlo. La tensión y el nerviosismo son máximos. Por el contrario, si es su piloto el que ha de remontar, lo que aguardan es a que ocurra algo inesperado que dé un vuelco a la clasificación. Pero aquí, curiosamente, tanto la tensión como los nervios son menores.

Vamos a confiar (es de rigor hacerlo) en lo visto en los últimos partidos, aunque no fuera el de Almería ni de lejos el mejor de los disputados por este Sporting resucitado líder en plena Pascua, cuando algunos lo habían dado no hace mucho por muerto. Y contra el Reus, no rehusemos nuestra condición de líderes y hagamos honor a ella con otra victoria.

Post Scriptum: la Mareona prepara ya con antelación el que será otro de sus grandes desplazamientos de esta temporada. De esta forma para Valladolid todas las entradas que se reciban serán pocas para cubrir la demanda prevista. ¿Ha decidido ya el club como repartirlas? ¿También las reservadas para ´compromisos´?