Llegaba el Real Sporting a Pucela, acompañado por más de 4.000 fieles sportinguistas, en otra muestra más de lo que es la Mareona. Y llegaba Baraja a su Valladolid natal y a la que como futbolista también fue su casa. Con esos dos condicionantes y el añadido de un tiempo que en lo climatológico se asemejaba más al que acostumbramos a "disfrutar" los asturianos, no fue de extrañar que el Sporting de Baraja jugase como en casa. Y sobre todo, que como viene ocurriendo en los últimos nueve encuentros disputados en El Molinón Enrique Castro 'Quini', en el José Zorrilla el equipo acabase por llevarse igualmente los tres puntos en liza.

Seguro que lo que nadie esperaba es que el gol (obra de Rubén García), a la postre definitivo, llegase cuando apenas se habían cumplido los tres primeros minutos de juego. Ese fue ni más ni menos el tiempo que tardó el Sporting en meterle el agua en casa al equipo vallisoletano, que estrenaba entrenador pero que fue incapaz de hacer bueno el famoso dicho futbolero.

El resto del encuentro podría resumirse en una sola frase: el equipo supo jugar cuando había que jugar, sufrir cuando tocaba sufrir y para el milagro de turno, ahí estuvo como siempre Mariño. Ingredientes necesarios para la receta perfecta con la que cocinar un ascenso que comienza a olerse.

Justo es reconocer que el Sporting logró su tanto en la única ocasión de claro peligro que generó durante los primeros 45 minutos. Pero esa es la eficacia de los equipos campeones. Pero tampoco es que el Valladolid inquietara en exceso en un primer periodo, aunque los últimos diez minutos de éste hiciese presagiar una segunda parte de infarto y que a alguno se le pudiese hacer más larga que un día sin sidra.

Sin embargo el Sporting salió de los vestuarios al contrario de lo que sucediese sin ir más lejos en el último partido ante el Reus, completamente enchufado, con una defensa en la que Barba y Alex Pérez rayaron la perfección. El italiano en concreto sacó de quicio desde el primer momento al máximo goleador de la categoría, 'secándole' casi por completo.

En el centro Sergio y Bergantiños eran un muro de contención infranqueable para los blanquivioletas, sacando además el balón desde atrás siempre con criterio y arriesgando lo mínimo indispensable.

Intentó el Valladolid aprovechar la ausencia de Jony, buscando por la banda defendida por Isma López y Canella un punto débil por donde crearle problemas al Sporting. Baraja lo vio rápido, miró su cronómetro y decidió que había llegado el momento para dar inicio a la 'happy hour' de este equipo, o lo que es lo mismo: la hora de Jony.

La presencia del cangués que saltó al campo en medio de una ovación de las que ponen los pelos de punta, surtió el efecto esperado. El Sporting encontró así su mejor defensa en el ataque por su carril más letal. Los aficionados rojiblancos respiraron algo más tranquilos con la sensación de que en una contra, se pudiese incluso cerrar definitivamente el partido,

No fue así pero quien sí se encargó de cerrar a cal y canto su portería fue Mariño, con una intervención milagrosa en el minuto 35, que a base de repetirlas partido tras partido, no hace sino corroborar el gran acierto que supuso su llegada al club. A Nico lo que es de Nico.

Los minutos transcurrían con la incertidumbre que daba un marcador tan ajustado y Baraja, tras haber ya dado entrada a Pablo Pérez por Rubén García, optó por reforzar el centro del campo con su último cambio, a sólo cinco minutos del final, introduciendo a Nacho Méndez por un Nano Mesa que mejora su rendimiento a cada partido que transcurre. Es una gran noticia saber que existe alternativa a Santos, a quien de todos modos se le espera ya para el próximo partido en Cádiz.

Tres puntos más en definitiva que no hacen sino consolidar a este equipo en lo más alto de la clasificación. Y en dar la razón a quienes afirman que hay rachas que sólo pueden llegar en forma de magia desde el cielo. A seguir 'embrujados'. ¡Aúpa Sporting!

Post Scriptum: entre los múltiples cánticos con los que las miles de gargantas rojiblancas se adueñaron de Pucela, además del 'Ahora Quini' que jamás va a faltar en el minuto 9 de cada partido, se recuperó otro que solía escucharse dos minutos antes. Aviso a navegantes.