"El Sporting puede con todo. Desde los últimos años de Quini hasta ahora lo vimos todo". Alfredo Tejedor lleva desde 1982 viendo al Sporting junto a su hijo, que también se llama Alfredo, y que sufre una parálisis cerebral de nacimiento. Pero esa situación no fue un impedimento para que ambos iniciaron un bonito idilio con el fútbol con motivo del Mundial de 1982, y que se ha mantenido hasta la actualidad gracias al Sporting. Padre e hijo acuden cada domingo a El Molinón en su asiento de la Tribunona. "Y además hacemos unos cuatro viajes por lo menos cada año con el Sporting", señala el padre, ante la atenta mirada de su hijo, que tiene 45 años, y que el pasado domingo disfrutó de la victoria rojiblanca en Valladolid.

"Igual vamos también a Zaragoza", señala su hijo, que intenta participar en la conversación mientras su padre cuenta la historia en plena plaza Mayor de Valladolid. "Lo disfruta mucho. Sabe todo del Sporting. Lee siempre el periódico y no se pierde ningún detalle", comenta antes de añadir que "es muy forofo".

A Zorrilla acudieron junto a los miembros de la peña casa Kilo de Quintes (Villaviciosa). Aunque otras veces viajan junto a los componentes de la peña sidrería Sporting. "Hacemos un par de viajes al año con cada peña", señala Alfredo Tejedor.

Su hijo acaba de cumplir 45 años. Cuando tenía once se enganchó al fútbol con los partidos del Mundial que se celebraron en El Molinón. De socio rojiblanco acaba de cumplir 25 años, y su padre se ha mantenido a su lado los últimos 36 para disfrutar ambos del Sporting. "Simplemente por ver cómo disfruta del partido merece muchísimo la pena el esfuerzo", comenta. "Lo hago por mí porque me gusta, pero sobre todo por él. El único problema es que ya me voy haciendo mayor y ya me cuesta más trabajo moverme con él y con la silla por otras ciudades", explica mientras tapa a mediodía a su hijo con un chubasquero en medio de la plaza Mayor de Valladolid, en el momento el que empieza a llover.

En estas tres décadas han tenido la suerte de conocer muchos estadios y ciudades con el Sporting. "A Valladolid ya vinimos cuatro veces. Estuvimos el año aquel del boicot que hubo que parar a comer en León y que marcamos un gol en el último instante", recuerda Tejedor, antes de enumerar las otras visitas: "Fuimos a Sevilla, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, San Sebastián, Valladolid, La Coruña, Vigo, Valencia...".

En El Molinón ven los partidos en la Tribunona. Primero lo hacían en la zona habilitada para minusválidos, pero ahora lo hacen en la zona oeste. "Es un poco más caro, pero se ve mejor. Le doy las gracias a José Manuel (ya fallecido), que en su época de gerente nos ayudó para poder cambiar", indica.

Aún así, reconoce que viajar junto a su hijo y la silla de ruedas en ocasiones no es fácil. "En los campos que vamos nos dan facilidades, pero siempre existen dificultades, la gente de las puertas muchas veces es eventual, no hay coordinación, y tardas en ubicarte y encontrar el sitio". Y añade que el Sporting siempre le ha mostrado su colaboración: "La directiva del Sporting si pides que te echen una mano son los primeros que nos dan todas las facilidades, pero me fastidia abusar de eso, y preferimos muchas veces arreglarnos por nuestra cuenta".

Este año, entusiasmados por el juego de Jony, ambos confían en lograr el ascenso a Primera. "Ilusión nunca nos faltará", señalan estos dos incondicionales de la Mareona. "Aunque me haga mayor me queda el consuelo de que la gente de la peña nos ayuda siempre un montón", sentencia Alfredo Tejedor.