No pudo ser. El Sporting puso punto y final a su racha de victorias consecutivas, dejando el listón situado en ocho triunfos. Ya veremos lo que se tarda en repetir semejante proeza.

Y lo hizo firmando un valioso y merecido empate. Un punto que ha de ser visto no como un punto y final sino como un punto y seguido en las aspiraciones de lograr ese objetivo único, que desde el propio club se marcó al inicio de temporada. En realidad desde pretemporada.

Objetivo el del ascenso directo compartido de mano por no pocos equipos, pero que vistos los resultados y con toda la prudencia a la que invita el hecho de faltar aún seis jornadas para la finalización del campeonato, parece haberse quedado en cosa de tres.

El partido se sabía complicado no sólo por el rival, sino también por el escenario. Con un Ramón de Carranza con las gradas llenas a rebosar y apoyando desde el primer minuto a los suyos, el Sporting no se amilanó en ningún momento, contando además también con el aliento de unos 300 sportinguistas , que cual espartanos en las Termópilas, se valieron y se sobraron para contener la marea amarilla.

Conocedor de lo que se iba a encontrar, Baraja optó por no hacer experimentos y poner sobre el césped al once esperado. Y de hecho lo mantuvo hasta el minuto 80, cuando realizó su primer cambio.

Tras unos primeros minutos de tanteo, pronto se vio que el Sporting no iba a renunciar en absoluto al balón. Tal es así que durante el primer periodo pareció que eran los rojiblancos quienes jugaban en casa, con un Cádiz replegado a la espera de una oportunidad a la contra.

No hubo sin embargo grandes ocasiones en la primera parte para ninguno de los dos equipos, sino tan solo alguna que otra aproximación que no requirió prácticamente de la intervención de ambos guardametas.

Como era de esperar, tras el descanso, el Cádiz dio un paso adelante y fue cuando llegó entonces sí, la gran parada del partido, una vez más con el sello de Mariño. Corría el minuto 50 cuando el cancerbero gallego sacó una mano espectacular en un remate de cabeza que todo el Carranza menos 300 espartanos rojiblancos cantaron como gol. Y es que los aficionados sportinguistas saben bien a quién tienen bajo palos. Hubiese sido imperdonable desperdiciar el enésimo milagro obrado por Mariño en lo que va de temporada.

Aún incrédulos los gaditanos por no haber aprovechado su primera y a la postre única ocasión y con un Barral haciendo de las suyas (no es necesario añadir más detalles), llegó la anécdota del partido en forma de lesión de uno de los asistentes de banda, al chocar éste con uno de los suplentes del equipo andaluz que se encontraba realizando ejercicios de calentamiento. Tuvo que detenerse el partido durante casi cinco minutos, acabando por ser sustituido conmocionado por el golpe.

Ni esto alteró el ritmo del partido, con un Cádiz que quería seguir intentándolo, pero con un Sporting enfrente muy bien plantado y al que sólo se le echó en falta el ser capaz de intimidar en alguna contra. Pero no fue el día de ninguno de los jugadores llamados a crear peligro en esta plantilla.

Esta impotencia en el ataque rojiblanco tuvo su imagen en la sustitución de Jony para dar entrada a Isma López. La reacción de Jony al ser cambiado, visiblemente contrariado ha de ser entendida como la de un jugador ganador enfadado consigo mismo. Como lo podían estar también Rubén García, cinco minutos antes relevado por Pablo Pérez, Carmona o Nano Mesa. Hoy les tocó emplearse más a fondo en labores defensivas que ofensivas. Y no hay que olvidar tampoco que enfrente estaba el equipo menos goleado de la categoría.

Pero mira por dónde pudo haber sido Isma el héroe de la tarde si hubiese sido capaz de embocar entre los tres palos el balón que le llegó dentro del área en el minuto 89. Le vino sin embargo a su ´pierna mala´ y además se topó con el cuerpo de un contrario. Hubiese sido quizás demasiado premio para un Sporting que en realidad no dispuso de ninguna otra clara ocasión en todo el partido.

Empate a ceros por tanto justo por lo visto sobre el campo y que tiene que ser interpretado como un paso más hacia el ascenso. El hecho además de haber solventado las dos salidas a Pucela y Cádiz sin haber encajado un solo gol y habiendo sumado cuatro puntos, muestra el potencial y la capacidad de este equipo.

Ahora, con esa misma humildad del que sabe que aún no ha logrado nada y que nos ha llevado hasta donde estamos, es con la que se ha de afrontar el próximo partido en casa ante el Albacete. Ya que no se ha podido conseguir esa novena victoria consecutiva en liga, sí que podemos aún prolongar esa otra racha victoriosa que luce el Sporting de Baraja en El Molinón Enrique Castro ´Quini´. ¡A por la décima!, pues.

Post Scriptum: si las prisas no son nunca buenas consejeras, ¿pudo haber tal vez exceso de premura en la recuperación de nuestro máximo goleador?