La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El pasillo interior

El abrazo de Zidane a Iniesta tras el clásico

el saludo de dos grandes. MOVISTAR

Al margen del espectáculo arbitral que se produjo durante el partido, el clásico del pasado domingo en el Camp Nou venía calentito por el asunto del pasillo al campeón. Hacía tiempo que Zidane -incluso cuando todavía el Real Madrid tenía opciones matemáticas de ser rival para los culés en la Liga- dejó claro que lo de rendir honores al eterno rival había pasado a la historia. La decisión -parece que el galo fue un mero transmisor de los deseos de la planta noble- se justificó alegando que el Barça no había hecho lo propio cuando los blancos regresaron meses atrás de Emiratos Árabes con el Mundial de clubes bajo el brazo. En aquel momento la disculpa del Barça fue que no hace pasillos a equipos que ganan competiciones en los que el club catalán no participa. Así que asunto finiquitado: ni para ti ni para nadie. Se acabaron los pasillos entre los dos grandes del fútbol español, al margen del ejercicio de onanismo iniciado por Piqué tras el clásico para que los técnicos rindieran pleitesía a los muchachos que la pifiaron en Roma y que se han llevado la Liga casi sin despeinarse.

Y en esas estaban los dos grandes del fútbol patrio cuando se descubre que, como sucedió en tiempos de Franco, hay quien vive -aunque sea por momentos- en el exilio interior y se resiste a estar eternamente avivando la pelea entre culés y madridistas. Ahí está la imagen que dejó el postpartido en Barcelona: Zidane haciendo cola para abrazar a Iniesta y despedir a su manera al de Albacete, que en cuanto acabe el Mundial se buscará un retiro dorado para disfrutar de sus últimos años como futbolista y de paso asegurarse (aún más) una jugosa jubilación. Aunque tendrá que ir preparando un plan b, ya que parece que el equipo chino que estaba dispuesto a hacer millonarias a generaciones y generaciones de la familia Iniesta se lo ha pensado mejor. Un contratiempo menor. Seguro que a Iniesta no le faltarán lugares en los que seguir sintiéndose futbolista y forrar bien el riñón. El abrazo de Zidane al único goleador español en la final de un Mundial sirve para demostrar varias cosas. Una, que Zidane -ya lo ha dicho en alguna ocasión- es un admirador del fútbol de Iniesta y que no entiende que el manchego no tenga un "Balón de Oro". Otra que, a pesar de todo, en los banquillos del Real Madrid y del Barcelona se ha impuesto cierta cordura tras el paso de torbellinos como Mourinho o Luis Enrique. La educación y el saber estar va por delante en los casos de Zidane y Valverde frente al mal ambiente que en ocasiones generaban el luso y el gijonés.

Cosa de los caracteres. Y es que parece complicado que tanto Mou como el padre de Pachu hubieran hecho el pasillo -ni interior, ni exterior, ni mediopensionista- que Zidane le hizo a su manera a Iniesta y a todo lo que representa tras tantos años en el Barcelona y en la selección española.

Compartir el artículo

stats