El sábado fue un día muy intenso para Manolo Mesa. Volvía a Gijón 31 años después de finalizar su etapa como jugador del Sporting. Estuvo tres décadas sin pisar la ciudad en la que vivió durante 12 años, de 1975 a 1987. El sábado el recorrido fue muy rápido: El Molinón, un fugaz vistazo a la ciudad, y una cena en familia. Ayer, con más tiempo, y un poco con la espina de la derrota del Sporting ante el Barcelona B, Manolo Mesa hizo un recorrido sentimental por su Gijón del alma junto a LA NUEVA ESPAÑA. "Echaba de menos pasear por el Muro. Ahora está muy bonito, lo han arreglado, es un paseo mucho más ancho, y luce más la playa, que está igual de preciosa que siempre", señala el jugador andaluz.

Mesa vivió la época dorada del Sporting. En apenas dos días no ha parado de recibir elogios y saludos de paseantes que le vieron jugar. "Es un orgullo recibir tanto cariño. Al final la gente se acuerda de nosotros porque hicimos historia, fuimos un equipo que enganchó a todo el mundo, y que tuvimos la suerte de pelear por cotas muy altas", explica.

Sus doce años como jugador del Sporting los pasó viviendo en el barrio de La Arena, primero en la calle Manso, donde era vecino de Tati Valdés, y después en la calle Aquilino Hurlé, a escasos metros de la vivienda de Ferrero. Ayer Manolo Mesa visitó su barrio, la playa de San Lorenzo, y disfrutó con una entrañable comida en familia. "Añoraba comer una fabada como las de aquí, me gustaba mucho en su día, igual que comerlas con almejas", señala.

Este viaje a Gijón, el primero en tres décadas, espera que se repita más a menudo. A la ciudad llegó acompañado de toda su familia, de su mujer Consuelo Quirós, de sus hijos Igor, Manuel y Lidia Mesa, de sus dos nueras María Ángeles García y Miriam Becerra, y de sus dos nietas, Manuela y Julia Mesa. Ésta última fue la que saltó al césped de El Molinón el sábado con Mesa para recibir el homenaje que le brindó el sportinguismo. Sus hijos se fueron de Gijón cuando eran pequeños, pero recuerdan con cariño aquellos años en la ciudad. "Pasaba mucho tiempo con mis hijos jugando en el parque Isabel la Católica", rememora Manolo Mesa. "Sigue habiendo muchas sidrerías como antes aquí en La Arena, pero la cafetería donde bajaba siempre a desayunar ya no existe", subraya, mientras explica también otro de los cambios que ha apreciado en Gijón: "Ya no es una ciudad tan industrial, es más saludable". Mesa era conocido como "Siete Pulmones", por su capacidad de sacrificio y entrega. Tras dejar el fútbol estuvo 26 años, desde 1992 hasta la actualidad, como responsable de deportes en el Ayuntamiento de San Roque, su localidad natal. "Ahora soy un jubilado que se dedica a llevar y traer las nietas al colegio, a hacer algo de deporte, y a jugar al dominó", sonríe.

Hoy volverá a tener un día muy intenso, volverá a ver de nuevo Mareo, compartirá anécdotas con sus antiguos compañeros de equipo, y aprovechará también para intentar fijar una fecha de regreso. "Ahora que tengo más tiempo espero volver más a Gijón, verlo con más calma, e incluso también otros sitios. Recuerdo con mucho cariño las concentraciones que hacíamos en Luanco, y también cuando visitaba Candás. Los dos sitios y Gijón tenían mar y me encantaban", indica el exjugador rojiblanco.