Con la que es su tercera derrota consecutiva el Sporting dice prácticamente adiós a sus posibilidades reales de lograr el ascenso directo.

"Colorín colorado, este cuento se acabado", se podría decir. Y es que tanto Huesca como Rayo podrían ser equipos de Primera en esta misma jornada, de ganar ambos sus respectivos encuentros. Un empate en cualquiera de sus enfrentamientos, no haría sino prolongar la agonía de los rojiblancos. Aunque habrá por supuesto quien lo firmase ahora mismo.

Pero como el propio Canella reconoció al final del partido, siendo realistas, el objetivo ahora pasa a ser esa tercera plaza que dé opción al ascenso a través del playoff. La mala noticia es que no parece que el Sporting de Baraja llegaría a ese enorme reto de superar dos eliminatorias a ida y vuelta, en la mejor de las condiciones físicas posibles.

Y es que si bien en las islas afortunadas tal vez le faltó algo de fortuna a este Sporting, especialmente en la primera parte, lo que en realidad se echó en falta fue mayor pegada pero también mayor frescura. Algo que se evidenció aún más si cabe como es lógico en los momentos finales del encuentro, que son por otra parte donde muchas veces se desequilibran los partidos.

Como sucediera en el último partido ante el Barça B, de nuevo tuvo Santos en sus botas la oportunidad de haber podido cambiar el devenir del partido, de haber transformado la clara ocasión de que dispuso justo al cumplirse el primer cuarto de hora.

En el caso del uruguayo es notorio el hecho de que no ha alcanzado aún el nivel que ofrecía justo antes de su lesión. Se volvió a ver cuando ya fundido y aún con el empate a ceros en el marcador, no supo resolver otra ocasión mediada la segunda mitad. Y ya se sabe que quien perdona lo acaba pagando.

Y como además el fútbol tiene estas cosas, tuvo que venir la jugada del gol del Tenerife como consecuencia de un error de Calavera. El catalán, cuya presencia en el once se ponía en duda, fue otro de los jugadores sportinguistas que demostró en el Heliodoro Rodríguez que no está ni de lejos en su mejor momento. El problema es que no es sólo él, sino que este 'bajón' afecta a prácticamente la totalidad del supuesto equipo titular.

Que la plantilla tuvo que hacer un esfuerzo enorme con la llegada de Baraja para recuperar todo el terreno perdido, es algo más que evidente.

Pero eso no quita el que ahora más de uno se esté echando a temblar viendo cómo se llega al final del campeonato, con tres cuartos de la plantilla bajo mínimos de cara a afrontar ese casi seguro playoff.

El técnico vallisoletano, que en Tenerife cumplió su primer partido de sanción, tendrá ahora así la labor de recuperar a los suyo no ya sólo físicamente, sino también psicológicamente. Unos jugadores que de soñar con el ascenso directo ahora se encuentran virtualmente abocados a disputar el playoff. No será ni mucho menos fácil. Pero es lo que hay, como dijera en su día Antonio Maceda.

Es por eso que con independencia de si finalmente Huesca o Rayo consiguen el 'premio gordo' esta misma jornada, en el próximo partido ante el Granada, el equipo sportinguista tiene que conseguir volver a la senda de la victoria.

Ahora nos enfrentamos a una semana donde no faltarán las críticas por algunas decisiones. Pero es en situaciones como éstas donde una afición demuestra ser de primera. Lo estuvo en el peor momento de la temporada y lo volverá a estar seguro en este.

A nivel futbolístico el partido de hoy fue bastante pobre. Dos equipos a la espera del error del rival, con un Sporting mejor en la primera parte y un Tenerife sorprendemente crecido en la segunda, cuando se suponía que serían los rojiblancos (hoy vestidos de verde) los que saldrían a por todas.

Era patente a medida que transcurrían los minutos que quien fuera capaz de marcar el primer gol, se llevaría los tres puntos, tal y como así fue.

Lo cierto es que se esperaba mucho más del Sporting en un partido que era mucho más que una final. Pero nuevamente sólo cabe repetir el "es lo que hay". Aunque también se le podría dar la vuelta y decir así que es lo que no hay.

Porque ante los chicharreros no hubo una vez más creatividad a la hora de elaborar las jugadas desde el centro del campo. En la defensa la consigna era clara: balones fuera. Y arriba Santos era como una isla perdida y para nada afortunada. Entremedias esa nulidad a la hora de ofrecer peligro en las jugadas a balón parado.

Por lo que se refiere a la línea medular, al igual que sucediera en el último partido, Sergio es otro de esos jugadores que parece que está pagando en exceso su derroche físico en estos últimos meses. Pero una vez más hay que reseñar que no es un caso aislado.

Antes del mazazo que supuso el gol tinerfeño y tras el cual no hubo en absoluto capacidad de reacción, Baraja había dado entrada primero a Santana por Rubén García (¿quién si no?) y después a Nano Mesa por Santos. Aportó más el centrocampista, quien en los minutos en los que estuvo sobre el campo pareció al menos adueñarse de su parcela. El último cambio de Pablo Pérez por Sergio resultó tristemente anecdótico. El desaguisado ya no había quien lo arreglase.

En fin: no hay más cera que la que arde y el Sporting en Tenerife demostró tener muy poca mecha. Toca rehacerse, porque lo que sería imperdobable venirse ahora abajo.

Y para empezar, vamos a ver qué sucede el domingo en Santo Domingo y el lunes en el Anxo Carro. Hasta el rabo todo es toro. Aunque el de hoy no pareciese muy bravo. Pero por soñar que no quede.

Post Scriptum: tras esta dolorosa derrota del primer equipo, tanto el filial como el División de Honor juvenil tienen ante sí este domingo la oportunidad de dar una pequeña alegría a los sportinguistas. Y de paso, dar ejemplo a sus 'mayores'.