El Sporting se ha detenido cuando nadie lo esperaba. Después de doce jornadas sin perder, encadenó en Tenerife su tercera derrota. Una racha que no se había producido en toda la temporada. El frenazo deja a los rojiblancos sin apenas opciones de subir directos. Tan escasas son sus posibilidades de ocupar ya uno de los dos primeros puestos que si el Rayo gana hoy y el Huesca mañana serán ya nuevos conjuntos de Primera División a falta de dos jornadas. Los de Baraja empiezan a mirar hacia el camino largo. A la espera de un milagro, todo apunta a que tocará luchar por el primer ascenso en la historia del club a través de la promoción. Los siete anteriores llegaron de manera directa.

Las caras largas de los jugadores, a su llegada ayer a Mareo tras la derrota en Tenerife, resumen perfectamente la situación. Calavera, que se retiró del Heliodoro Rodríguez López entre lágrimas, asumiendo la responsabilidad de ese gol de Malbasic que redujo a cenizas las esperanzas del ascenso directo, volvió a recibir gestos de cariño por parte de la gente del club. En especial de Raúl Otero, el conductor del autocar rojiblanco, que fue a recoger al equipo a Bilbao, donde la expedición rojiblanca hizo escala tras tomar un vuelo a media mañana en el aeropuerto Tenerife Norte. Tras parada intermedia en Hoznayo, para comer, el equipo completó el viaje por carretera y se entrenó durante la tarde a su llegada a Mareo. Lo hizo sin Hernán Santana y Nano Mesa, con permiso para continuar en su tierra, Canarias.

La sombra de la duda acecha a un Sporting que había renacido después de que en enero se diera ya por bueno poder alcanzar un puesto en la promoción de ascenso. Una mala primera parte en Zaragoza, con fallos groseros en defensa; la ansiedad y el desorden ante el Barcelona B y la falta de puntería para aprovechar las ocasiones generadas ante el Tenerife han condenado a los de Baraja. El Pipo, estímulo y protagonista de la mejor racha del año, tampoco ha sabido cómo corregir el paso en estas últimas tres jornadas. La gestión de los cambios se convirtió en otra de las causas de que los gijoneses se hayan ido desinflando, dejando el camino libre a Rayo y Huesca para sellar el ascenso a Primera por la vía rápida.

No hay tiempo para lamentos y sí para corregir la dinámica y volver a creer en la fortaleza defensiva y la dinamita arriba que el Sporting lució hace tan sólo poco más de un mes, cuando tumbó sucesivamente a los dos conjuntos que ahora le preceden en la tabla. Lo importante pasa por sellar un octavo ascenso que acompañe a los de las temporadas: 1943-44, 1950-51, 1956-57, 1969-70, 1976-77, 2007-08 y 2014-15.

Los cinco primeros ascensos de la historia del Sporting llegaron después de que el equipo consiguiera terminar la temporada como campeón. Los dos últimos no fueron como primeros, pero devolvieron a los gijoneses a la máxima categoría de manera directa. Los rojiblancos acabaron terceros en 2007-08, de la mano de Manolo Preciado, mientras que en la 2014-15 lo hizo segundo, con Abelardo como entrenador. El último puede llegar tras recorrer un camino más largo.