La victoria llegó a la cuarta semana de que todo se parara en Zaragoza. El Sporting desafiaba a las matemáticas para imponerse al Granada y esperar un tropiezo del Rayo que diera pie a recuperar en la última jornada el terreno perdido por culpa de tres derrotas consecutivas. Los rojiblancos cumplieron, con goles del reaparecido Lora y de Barba. El Rayo, también. Los vallecanos se impusieron al Lugo (1-0) y ya son equipo de Primera. El adiós a la segunda plaza centra todos los esfuerzos en mantener el tercer puesto. Un punto en Córdoba dará el privilegio de tener el factor campo a favor en la promoción.

La promoción espera al Sporting. La probabilidad cumplió con lo establecido, y el 93% de opciones que tenían los rojiblancos de tomar este camino, a falta de disputarse las últimas dos jornadas, terminaron dictando sentencia. No es un mal final, como recuerda Baraja, aunque tampoco es el mejor. Lo importante es que el Sporting pueda atar ese tercer puesto en Córdoba, donde los andaluces se jugarán el ser o no ser en la categoría, y lo haga dejando sensaciones como las mostradas ante el Granada. El conjunto rojiblanco recuperó la mejor versión de Santos y Barba, volvió a ser intenso y no perdió el control de un encuentro en el que el rival no metió la quinta, pero tampoco vino de paseo. Llegar con confianza a un momento tan de detalles como el de la disputa de una promoción de ascenso puede convertirse en clave. Y esos detalles tuvieron ante el Granada protagonistas como Lora, titular ocho meses después de serlo por última vez, en León, donde cayó lesionado. Abrió el marcador y se llevó al ovación de la noche. Participó en los dos últimos ascensos del Sporting. Sabe de lo que van estas cosas y el equipo lo notó. En un día en el que tuvo que lidiar con Machís, seguramente el mejor futbolista rival, firmó una reaparición impecable.

La dificultad de cazar al Rayo se notó en el ambiente de El Molinón. No hubo el recibimiento multitudinario al autocar del equipo de los grandes días. Tampoco el público apretó de inicio, a excepción del incansable fondo joven. El sportinguismo se resistió a desafiar la crudeza de la calculadora y pareció reservarse. La promoción requiere un esfuerzo añadido. Santos invitó pronto a abandonar los murmullos que acompañaban cada novedad que surgía en una noche de fútbol y transistor. A la intensidad del uruguayo, capaz de pelearse hasta con su sombra para ganar un balón dividido, le siguió uno de los mejores detalles técnicos de la noche.

Barba abrió la jugada del primer gol y marcó el segundo

Barba demostró que cuando asume la responsabilidad de sacar el balón, hasta un pelotazo suyo a la esquina del córner encuentra compañero. El balón largo del italiano tenía como destinatario a Santos, que recuperó ante el Granada la movilidad en el frente del ataque que siempre tuvo. Chico Flores siguió al charrúa sin esperarse un taconazo, con picadita incluida, que le dejó clavado. "Pelo" se lanzó al área buscando un compañero que la empujara, metió el exterior de la derecha, y se la mandó a Lora en el segundo palo. El mostoleño le pegó con el alma y la coló por debajo de Rui Silva. El regreso soñado para un futbolista que llevaba ocho meses sin ser titular. Un tanto con dedicatoria, al celebrarlo con el balón bajo la camiseta por su próxima paternidad.

La ventaja en el marcador dio confianza a los rojiblancos. El Sporting ensanchó el campo y empezó a disfrutar del partido después de un primer cuarto de hora en el que había estado más pendiente de contrarrestar la salida del rival. Las ocasiones no tardaron. Empezaron con una internada de Santos por la derecha, a pase de Lora. El centro estuvo cerca de encontrar la cabeza de Jony. La siguiente tuvo al cangués como protagonista, en forma de galopada por el carril contrario. Aprovechó un robo de Canella, metió la directa, y descargó la zurda sobre Rui Silva. El Granada sólo inquietó en la primera parte con un centro de Víctor Díaz al segundo palo para que la volea de Adrián Ramos se topara con las manos de Mariño. Faltaban cinco minutos para llegar al descanso cuando se conoció que el Rayo se había adelantado en Vallecas. Se hizo el silencio. La calculadora no daba tregua.

El paso por vestuarios despertó a los de Miguel Ángel Portugal. El Granada empató en un saque de esquina botado por Espinosa y rematado cómodamente por Germán. El central nazarí se benefició del bloqueo que le hizo Montoro al dejar tumbado a Carmona. No se aceleró el Sporting. Simplemente aumentó la intensidad. El Pipo devolvió el golpe con otro producto de la pizarra. Carmona sacó un dudoso saque de esquina desde el costado izquierdo, bien cerrado, y que tenía como objetivo a Barba, en el palo corto. El italiano se encargó él mismo de bloquear y rematar. Empujó a Chico Flores para hacerse hueco y cabeceó para volver a poner a los rojiblancos en ventaja. Era el día del italiano, no tanto el de Chico Flores.

Se agitó entonces el partido. Pablo Pérez entró en escena para sustituir al de siempre, Rubén García. En esta ocasión, le sobraban razones a Baraja para elegirle. El Granada, por su parte, intentaba añadir mordiente con la aparición de Pedro y Joselu, apostando ya por un esquema con dos puntas. Las mejores ocasiones siguieron cayendo del lado local. Pablo Pérez perdonó el tercero con un remate tímido ante Rui Silva tras asistencia de Santos, que estaba en prácticamente todo. El charrúa fue sustituido poco después en medio de una cerrada ovación solamente superada por la dedicada a Lora.

El mostoleño dejó su sitio a Calavera a falta de cuatro minutos. La gente coreó su nombre y le despidió en pie. Hubo tiempo para que Carmona dejara otra de las imágenes del día, al conectar una chilena, al estilo de Bale ante el Liverpool, que obligó a estirarse al meta nazarí. El balear tuvo, poco después, otra. Se acarició el tercero, pero nunca llegó. En Córdoba, un punto asegura el tercer puesto.